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EEUU paga 14.400 dólares por segundo sólo en intereses de la deuda

Pese a que los tipos están en mínimos históricos, el coste total que debe pagar el Tesoro americano se ha disparado.

En 2011, Estados Unidos pagó 454.000 millones de dólares en concepto de intereses sobre su deuda federal. Esto supone un promedio de 14.400 dólares por segundo. Es un total anual que ya se acerca mucho al presupuesto del poderoso Departamento de Defensa para ese año, que fue de 549.000 millones.

Actualmente, está en mínimos históricos el tipo de interés al que el Gobierno Federal paga sus deudas. Pero no para de acumular más y más deuda, de modo que, por pequeño que sea el tipo de interés, el total que hay que pagar empieza a ser muy considerable.

La deuda imparable

El 14 de mayo, se cumplieron 1.111 días desde que se presentó por última vez un presupuesto ante el Senado para su aprobación. La Administración Obama, aduciendo la intransigencia de la oposición republicana, ha ido remoloneando. Dos días después, Obama presentaba su presupuesto para el ejercicio 2013 en el Senado, obteniendo un rechazo unánime: 0 a favor, 99 en contra. Ni un solo senador de su propio partido le respaldó, lo mismo que ya había sucedido el año pasado, con un resultado de 0 a 97.

Mientras tanto, el gasto no ha quedado congelado. Muy al contrario, en estos 1.111 días, el Congreso se ha gastado 10,4 billones de dólares y, puesto que las cuentas no estaban ajustadas, esto ha redundado en un aumento de la deuda federal en 4 billones y medio.

Para evitar esta espiral de gasto desenfrenado, en 1917 el Gobierno Federal estableció un límite legal a la deuda que podía acumular. Pero en menos de cien años, desde entonces, este límite se ha aumentado en más de cien ocasiones. Cada vez que el Gobierno quiere gastar más de lo permitido se concede a sí mismo un techo de deuda algo mayor.

Recientemente, el senador Jeff Sessions, miembro del Comité del Senado para el Presupuesto ilustraba la actitud de gasto descontrolado con su gracejo sureño: "Estamos en Washington, nos estamos divirtiendo, yo pesqué un pez, nos fuimos de fiesta, mandad mas dinero."

Las actuales estimaciones sitúan poco antes de noviembre la fecha en que la deuda volverá a alcanzar el techo. O sea, justo antes de las elecciones del 6 de noviembre en que Obama se juega la relección, podría quedarse sin fondos. La última vez que tuvo que negociar un aumento del techo, los republicanos se hicieron rogar de lo lindo. En plena recta final de la campaña, el espectáculo puede ser sonado.

Por si fuera poco, entre esas últimas semanas de campaña y los primeros 100 días del nuevo (o reelegido) presidente, una serie de medidas automáticas entrarán en vigor distorsionando significativamente el déficit, en lo que ya se está llamando el "Precipicio Fiscal".

Cabe señalar que este año ha habido un levísimo respiro. Abril ha sido el primer mes en casi cuatro años en el que los gastos mensuales no han superado a los ingresos. Pero el modesto superávit 59.000 millones hay que contrastarlo con los 719.000 millones de déficit que lleva el Gobierno en lo que va de ejercicio fiscal. Lamentablemente, esto no indica un cambio de tendencia. Se trata simplemente de los habituales ingresos que se obtienen al recaudar el impuesto de la renta. Este año, por vez primera desde 2008, la mejoría en los resultados empresariales y en el empleo han hecho posible este superávit mensual.

En 1995, la deuda equivalía al 67% del PIB. En 2010, era el 96%. A finales de febrero del corriente, el total de la deuda ya representaba el 101% del PIB, y siguió aumentando. En mayo, ya supera los 15,6 billones.

Hasta la fecha, el plan más ambicioso para atajar el problema ha sido el presentado por Ron Paul. Su propuesta consiste en aplicar recortes por valor de un billón de dólares el primer año y conseguir el equilibrio presupuestario en tres años. Es decir, la máxima austeridad que se ha propuesto hasta ahora supondría seguir engrosando la deuda durante un trienio. Sólo entonces podrían empezar a reducirla.

Tipos muy bajos

Uno de los pocos alivios del Gobierno para pagar esta deuda ha sido la munificente política monetaria de la Reserva Federal, que algunos han llamado Política de Tipos de Interés Zero (ZIRP, por sus siglas en inglés) y que ha sido criticada incluso por el propio Banco de Pagos Internacionales, por considerarla un peligro.

Efectivamente, es muy cómodo endeudarse con unos tipos prácticamente a cero. Así, a medida que los tipos de interés iban bajando, el Gobierno iba acumulando más deuda. Es decir, el tipo de interés se reducía pero los intereses totales a pagar aumentaban. De hecho, desde 1988, el gobierno ha pagado más de 8 billones de dólares sólo en concepto de intereses.

En el mejor de los casos

La Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO), así como otras agencias oficiales, suelen usar una medida de "interés neto" que tiende a infravalorar la magnitud real del coste de la deuda. Según ese criterio, en 2011, el interés neto de la deuda federal fue de 211.000 millones. Pero en los próximos diez años se triplicará hasta los 792.000 millones en 2021.

De ser así, en una década el gobierno pagaría 5,4 billones de dólares en servicio de la deuda, según este criterio que infravalora el coste y suponiendo el mejor de los escenarios posibles de recuperación económica.

¿Y si los tipos suben?

Actualmente, el Gobierno paga alrededor de un 2% por los intereses. Pero, ¿qué pasaría si ese tipo aumentase?

  • Un interés del 4%, que es lo que pagaba hace sólo tres años. Hoy, con una deuda de más de 15,6 billones, supondría pagar unos intereses anuales de 624.000 millones de dólares. Es decir, solamente en un año, el Gobierno tendría que pagar más en concepto de intereses que todo lo que lleva gastado, en diez años, en la Guerra de Afganistán, cuyo coste supera ya los 557.000 millones.
  • Hace diez años, los tipos eran del 6%. Hoy, eso supondría pagar cada año por la deuda casi un billón, 936.000 millones. A modo de comparación, el coste anual de la Segunda Guerra Mundial fue, en dólares actuales, de 1,02 billones. Y ese fue, con diferencia, el mayor esfuerzo jamás realizado por el Gobierno de los Estados Unidos.
  • Hace veinte años, era el 8%. Esto equivaldría al pago anual promedio de todas las guerras libradas por Estados Unidos.

Otras deudas

Estos datos se refieren, exclusivamente, a la deuda oficial del Gobierno Federal. Queda excluida, por lo tanto, la deuda de los distintos estados y la de los municipios. Obviamente, queda excluida también la de particulares y empresas. Pero hay muchos más pasivos públicos generados por el Gobierno Federal que tampoco quedan aquí reflejados y, por lo tanto, no computan en estos intereses.

Numerosos críticos han denunciado que estas cifras oficiales no tienen en cuenta las abultadas obligaciones contraídas por diversos programas asistenciales como Medicare. Es decir, el Gobierno se ha comprometido ya a prestar una serie de servicios a gran parte de la población en los años venideros sin que estas obligaciones consten en su balance. A medida que aumenta el número de beneficiarios (vía jubilación de babyboomers, principalmente) y que aumentan las promesas de gastos, estos pasivos van aumentando. El valor actualizado de estas obligaciones podría superar ya los 77 billones de dólares, haciendo palidecer en comparación los 15,6 billones de deuda federal oficial.

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