El Gobierno tuvo que responder a la enésima "intoxicación" en contra de los intereses económicos de España, en plena tormenta financiera. Este jueves volvió a ser una jornada de malas noticias, con la prima de riesgo sin dar tregua alguna -volvió a cerrar muy por encima de los 500 puntos con respecto al bono alemán- y la Bolsa sin dar muestras de remontada. Así, la información del rotativo The Wall Street Journal asegurando que el Fondo Monetario Internacional ya estudia el rescate del país fue entendida como una puntilla interesada a la peor semana de la era Rajoy.
Por varios frentes al más alto nivel, el Ejecutivo rechazó de forma tajante que el organismo que dirige Christine Lagarde esté ni tan siquiera barajando esta opción. "No tiene ninguna base, es rotundamente falso", respondió un portavoz autorizado. El enfado era considerable, una vez desde Moncloa llevan días encargándose de desmentir publicaciones en medios extranjeros. Es "otra intoxicación", añadió.
Un grano más a sumar a la montaña de desconfianza en el país, y éste es el problema. La voz más autorizada en esta materia, la del ministro Luis de Guindos, se escuchó en el Círculo de Economía que como cada año tiene lugar en Sitges: es "un sinsentido" decir que "estamos negociando un rescate con el FMI", proclamó ante expertos. En su opinión, en estas situaciones "es mejor ni preocuparse en desmentir". El nerviosismo que producen estos rumores "genera desconfianza y paraliza proyectos de muchos tipos", expuso, haciendo patentes los miedos del gabinete gubernamental.
Mariano Rajoy se comprometió a decir la verdad, pero no va a consentir que se tiren piedras contra el tejado nacional. Y a día de hoy se sigue solemnizando que España no será intervenida. "No sé si estamos al borde del precipicio pero estamos en un momento muy difícil", afirmó el titular de Economía.
En otra jornada negra, el Ejecutivo se quedó con lo bueno; el espaldarazo claro y sin ambigüedades de Angela Merkel, aliada estratégica del presidente.