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Bankia: una solución de mercado

¿Cuánto más nos va a costar a los españoles el mantener nuestro sistema bancario bajo control, directo o indirecto, de los políticos?

Papulus dijo el día 31 de Mayo de 2012 a las 12:33:

La propuesta del Instituto Juan de Mariana suscrita por J. Ramón Rallo es la más adecuada.
La capitalización de deuda no nos cuesta un euro a los contribuyentes, Bankia se recapitaliza, desaparecen las deudas, las provisiones se cubren y por consiguiente el crédito fluye.
Pero supone la privatización total de la entidad, la entrada de capital extranjero y la eliminación de chanchullos institucionales. De eso no quieren ni oir hablar nuestra casta política.

1MA dijo el día 30 de Mayo de 2012 a las 23:11:

Emilio, ¿tú crees que hay en Europa ahora mismo algún banco que se pueda permitir comprar y sanear Bankia?

Si ni el Santander, que compró y saneó buena parte del sistema bancario británico lo ha querido,¿ quién va a querer semejante ruina, quién está en disposición de gastarse 24 mil millones de euros?

El Abbey le costó al Santander 13 mil y pico millones de euros, ahora, en un contexto más difícil, quién se va a gastar casi el doble, y eso suponiendo que no haya gato encerrado, y más teniendo en cuenta otra cosa: España va camino de los 6 millones de parados y de la quiebra total, si el Gobierno no lo remedia, con la complacencia de las agencias de calificación y el presidente italiano del BCE, que bien que corrió en auxilio de Italia.

En una situación como ésta, cuando no se sabe si España estará en el euro el año que viene, si estaremos como los griegos , mejor o peor, quién va a invertir aquí 24 mil millones de euros, con un Presidente desaparecido y una Vicepresidente que de los bancos sabe cómo utilizar la visa oro y poco más

Humilis dijo el día 30 de Mayo de 2012 a las 22:04:

¿Créditos?, ¿para qué? Si es para comprar pisos, estaremos dando cucharadas de azúcar a un diabético, se incrementará la formidable deuda de las familias españolas con la banca internacional; si es para consumir productos foráneos, el déficit en la balanza de pagos no hará más que aumentar, y no se habrá creado ninguna riqueza en España. Hemos tenido dinero y no hemos hecho otra cosa que no sea dilapidarlo.

Con nuestras empresas más sólidas, se han hecho barbaridades, como la compra de Lycos por parte de Telefónica. Esa medida, que algunos consideramos suicida, supuso, ya de entrada, tirar nueve mil millones de euros a la papelera; luego, el inevitable derrumbe de Terra se llevó todos los ahorros de mucha gente mal aconsejada.

Con las reservas de oro, se hizo otro tanto: Solbes dio orden de vender la mayor parte cuando el lingote estaba a 300 dólares, en la idea de que se trataba de un buen negocio. Al precio actual, aunque lo ha habido más alto, la cifra obtenido al enajenar nuestras reservas se habrían quintuplicado.

Con el dinero público, todos se han mostrado tan generosos como si no fuese suyo en realidad. Así de rumbosos somos los españoles, sobre todo cuando los euros no salen directamente de nuestro propio bolsillo. ¿Dónde están aquellos que acamparon frente al Ministerio de Economía y en tantos otros lugares porque se les hacía poco lo que destinábamos a ayuda al desarrollo? La pena, en realidad, es que los 60.000 millones de euros, tirados en un sinfín de proyectos innecesarios y muchas veces en países que no nos lo han agradecido precisamente, supondrían una bomba de oxígeno para nuestra economía.

En fin, nadie habla de justicia, más que nunca necesaria, ya que nuestra gente ha perdido por completo la confianza en los políticos y sus acólitos (principales beneficiarios de unos negocios saneados que, con ellos en el poder, han ido a la quiebra). Hay que devolverle a España la salud que precisa para afrontar el futuro con alguna dosis de optimismo; para ello, desde arriba hasta abajo, hay que castigar a los ladrones y al menos tirar de la oreja a los incapaces. Y encima se han ido a casa con cifras astronómicas. Pero no puede extrañar que haya sido así, pues sabemos que los grandes delincuentes, como Roldán, Roca y tantos otros, no han revelado dónde guardan el dinero.

Y resulta que, en opinión de muchos, el primer problema de España es la existencia del Valle de los Caídos.