El presidente del Gobierno está tranquilo. Al menos, eso dice su entorno. Atento a las fluctuaciones de la Bolsa, preocupado por la crisis de la deuda, pero sin perder el norte de la cosas. Con la cabeza fría. Alrededor de él todo se asemeja a un escenario apocalíptico en el que España parece que vaya a caer al precipicio en cualquier momento. Fue el peor miércoles de la era Rajoy, enmarcado en la peor semana. La prima de riesgo volvió a hacer añicos su máximo histórico y el Ibex se mantuvo en una permanente caída libre, lastrado por los bancos, principalmente Bankia.
En medio de "la tormenta", según palabras de Alfonso Alonso en una reunión a puerta cerrada con el Grupo Popular, el Ejecutivo quiso lanzar un mensaje de serenidad. También de un gabinete que no se ha quedado paralizado, sino que sigue en movimiento frenético. En voz de un ministro, "vamos a seguir con nuestro plan de reformas. La confianza se gana día a día con hechos y no con palabras". Si Bruselas quiere más, el Gobierno está dispuesto a dárselo.
Este miércoles, Soraya Sáenz de Santamaría reunió a los secretarios de Estado y subsecretarios. Encima de la mesa, el plan de reequilibrio de la administración central anunciado en la víspera y que ayudará a redoblar la confianza en las cuentas del país. El problema, explican, es que con el gran engaño de José Luis Rodríguez Zapatero -esto es, falsear el dato real del déficit público- España tiene que ser más transparente que nadie. Enviar a Bruselas las partidas "al dedillo".
También se pisa el acelerador en el resto de reformas pendientes. Como la de las administraciones públicas, a fin de acabar con las duplicidades, talón de Aquiles del modelo del Estado. Rajoy quiere que Alfredo Pérez Rubalcaba se sume a este plan, para evitar choque entre los diferentes estamentos. Se podrían agrupar ayuntamientos y se eliminarán empresas públicas, organismos reguladores y otros entes. En Moncloa aseguran que la cita que ambos mantuvieron el pasado viernes ha servido para tender puentes en este sentido.
De igual forma, el Gobierno trabaja para que en breve haya novedades en relación al sistema energético, el del transporte -con privatizaciones importantes- y la unidad del mercado. "Una agenda completa de salida de la crisis", se defiende desde uno de los Ministerios económicos.
Subida del IVA y sistema financiero
Adelantar la subida del IVA también está encima de la mesa. Ya no se habla de ello entre bambalinas. "España atenderá las recomendaciones europeas como socio fiable y leal", expuso Cristóbal Montoro, titular de Hacienda. Y Bruselas pide elevar el tributo. El secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, fue aún más claro; planteó la subida compensada por una reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social.
En el marco del sistema financiero habrá un "anuncio importante" el próximo viernes, avanzan fuentes autorizadas. Una medida "gorda" que concretará Luis de Guindos en la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, que preside Rajoy el jueves.
De facto, esta escenificación de que el Gobierno no para contrasta con la reflexión de que "hemos hecho todo lo que teníamos que hacer", siendo el turno del Banco Central Europeo. Pero, de momento, la inyección de liquidez sigue sin materializarse y Rajoy ha decidido subir el pie del freno y volver a las reformas tras dos semanas sin grandes anuncios.
Lo que no cambia es el compromiso total con la austeridad. "Bruselas se equivoca" al decir que no se cumplirá con el déficit, según Antonio Beteta, número dos de Montoro. "La única posibilidad que tenemos de que vuelvan a confiar en nosotros es que cumplamos los compromisos. Y lo vamos a hacer. Nadie puede tener duda de ello", solemnizan en Moncloa, que hacen la siguiente reflexión: "Nadie puede creerse que nos dieran un año más para llegar al 3% si no supieran que estamos haciendo muchas cosas y vamos por el buen camino".
Este miércoles negro, el Gobierno volvió a mantener canales de comunicación con Bruselas y Berlín. El diálogo es casi diario. El mensaje recibido es mantener el sosiego porque la senda es la correcta. Así lo cree Rajoy, pese al huracán que no cesa. En los pasillos del Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que parte rumbo a Washington para dos reuniones clave, apeló a lo hecho en 1996, con España prácticamente en quiebra, para apuntalar la teoría de que la ciudadanía sigue siendo la misma, y que podremos salir adelante. Oficial y oficiosamente se asegura que el país no será intervenido y se mira a Grecia como culpable. Pero, pese a todo, se es consciente de que "no hay país del mundo que se mantenga varios días por encima de los 500 puntos". Y ya van tres.