La dimisión el pasado lunes de José Luis Olivas como presidente de Bancaja, le desvinculaba del único lazo con el poder político y financiero que le quedaba a este licenciado en Derecho que comenzó su sueño político hace más de 31 años.
Tras varios meses en el punto de mira, Olivas ha cedido a la presión y ha dejado su cargo. Después de la nacionalización de Bankia, todas las miradas apuntaban a que el detonante de sus problemas era Bancaja. En 2010, Caja Madrid y Bancaja -entonces, la segunda y tercera más grandes- se fusionaron, con un volumen de activos de casi 340.000 millones, dando así origen a lo que luego sería BFA-Bankia. Según adelantó LM parte de los activos de la caja valenciana se valoraron de forma incorrecta, atenuando la realidad de su balance.
La extensa biografía de Olivas dentro del poder comienza cuando este apenas tenía 25 años. Tras acabar sus estudios en Madrid, empezó a trabajar en el despacho de Emilio Attard, dirigente de Unión de Centro Democrático, y año y medio después, con apenas 27 años ya era concejal en Valencia por UCD.
24 años cobrando sueldo público
Olivas desarrolló su prolífica carrera política en Valencia. En diciembre de 1981, fue nombrado director general de Presupuestos de la Consejería de Economía y Hacienda de la Generalidad.
Una vez integrado en el PP en el 81 es elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia, volvió a la política autonómica en 1995 de la mano del entonces presidente de la Generalidad, Eduardo Zaplana. Olivas fue consejero de Economía y Hacienda hasta julio de 1999 cuando, tras la mayoría absoluta del PP en las autonómicas, se convirtió en vicepresidente primero.
Cuando Zaplana fue llamado por José María Aznar para ser ministro de Trabajo y Seguridad Social, Olivas se convirtió en presidente de la Generalidad durante casi un año (desde el 24 de julio de 2002 hasta las elecciones del 25 de mayo de 2003).
La retribución de Eduardo Zaplana, como presidente de la Generalidad en 2002 fue 70.635,99 euros brutos, pero no completó el año ya que en junio se convirtió en ministro y fue Olivas el que su puesto según informa Sueldos Públicos. No obstante Olivas, renunció a acogerse al estatuto de expresidentes de la Generalidad aprobado en 2002 y no percibe remuneración alguna por ese concepto.
Tras las autonómicas de 2003, en las que Camps fue candidato, Olivas abandonó la política activa.
8 años cobrando de los bancos
En enero de 2004, tan sólo unos meses después de abandonar la presidencia de la Generalidad fue nombrado presidente de Bancaja y del Banco de Valencia, entidad esta última a cuyo frente estuvo hasta el pasado 28 de octubre, cuando presentó su renuncia voluntaria al cargo.
Es el único político en cuya trayectoria coinciden una Presidencia de la Generalidad y cargos en dos de las más importantes entidades financieras de la Comunidad Valenciana: Bancaja y Banco de Valencia (las dos intervenidas por el Estado).
Dos bancos conducidos al desastre
El lunes, cuando se hizo efectiva la dimisión quiso "dejar claro" que su objetivo siempre ha sido defender los intereses de Bancaja y su grupo y así lo ha hecho "hasta el último día. Desde que se destapara el 'agujero' en el Banco de Valencia, lo que le convirtió en el primer banco intervenido de la actual crisis, su puesto en Bancaja ha estado en "cuarentena".
Un mes antes del escándalo de Banco de Valencia, el político-banquero abandonaba la presidencia de la entidad sin informar de su situación. El político y banquero valenciano representó meses después a Bancaja en el complicado proceso de fusión que dio lugar al BFA y a su filial, Bankia, bajo la presidencia de Rato y la vicepresidencia de Olivas. José Luis Olivas percibió 1,63 millones de euros el año pasado como vicepresidente de Bankia.
Meses más tarde dimitió de la vicepresidencia de Bankia. La imputación de Olivas por el y otros veintiséis directivos del Banco de Valencia, acusados de formular cuentas falsas, reactivaba en marzo de este año los rumores sobre su cese inminente. Finalmente este lunes ha cedido a la presión y ha dimitido tras semanas de críticas agudizadas por la nacionalización de Bankia tras el fiasco de su fusión con Bancaja.
Además, la semana pasada se supo que no continuaría como consejero de Iberdrola, un cargo por el que cobraba unos 300.000 euros al año.