Sobre la mesa se sitúan dos declaraciones y una amplia información. Las declaraciones son la de Juan José Toribio a Javier Cuartas, en La Nueva España de 29 de abril de 2012 y la del ministro José Manuel Soria, en El Mundo, el 30 de abril de 2012; el tercero, es el editorial de Le Monde, de 29/30 de abril 2012, titulado "La crisis española proporciona vértigo a Europa", completado con una amplia información, a toda plana, en la pág. 12, –"España con el agua al cuello"– sobre la situación tal como se contempla en Francia, de la realidad española. En The Economist de 28 de abril de 2012, aparece una información en la pág. 15 sobre los bancos españoles, diferenciando los grandes y los pequeños en su tratamiento.
Creo que bastan cuatro párrafos entrecomillados para percibir que también en este sentido, la herencia recibida es verdaderamente agobiadora. Juan José Toribio señala a Javier Cuartas que el sector financiero español "tiene problemas de solidez patrimonial por los activos inmobiliarios que ha heredado a consecuencia de las ejecuciones. Necesita recapitalizarse, sin lo cual será difícil que obtenga la confianza de los mercados internacionales. Además le falta liquidez y no tiene acceso al mercado interbancario para captarla ni puede colocar sus emisiones de bonos. Por ello, para establecer el crédito debe recapitalizarse como condición necesaria". Y agrega que el tamaño mínimo de 100.000 millones de euros en activo es el necesario, salvo excepciones muy puntuales como es el caso de Liberbank, basado en "una entidad sólida como Cajastur, pero es un caso peculiar. Es una excepción".
Por su parte el ministro José Manuel Soria, en sus declaraciones a Esther Esteban confiesa, antes de hablar ampliamente del asunto YPF, que "éste es el momento más difícil y duro para la economía de todo el ciclo y la EPA, siendo mala, es muy parecida a la del cuarto trimestre de 2011. No hay un deterioro adicional respecto a la última del año pasado. En 2012 no había crecimiento, pero en 2013 empezaremos a crecer, porque con las reformas estamos sentando las bases para el futuro".
En el editorial de Le Monde se lee: "La sanción de la agencia de clasificación Standard&Poor’s, que rebaja la situación financiera del país a BBB+ –tres saltos apenas por encima de la serie de los "junk bonds", obligaciones podridas, BB+– no es solo humillante para la cuarta economía de la zona euro: es tristemente realista. La agencia constata que la recesión se agrava y que el paro aumenta". Y en el interior, Sandrine Morel y Philippe Ricard, destacan que "mucho va a depender de la evolución de los bancos españoles. Estos concentran 184 mil millones de euros de ‘activos problemáticos’ ha revelado, el viernes 27 de abril, el Banco de España, o sea 8 mil millones más que sus anteriores estimaciones, que databan de junio de 2011" por lo que en otro artículo adicional, titulado "Bajo la presión del FMI, Madrid prepara una subida del IVA" califica ese día, de "viernes negro para el Gobierno español", subrayando que "durante los primeros cien días del gobierno conservador de Mariano Rajoy, han sido adoptadas importantes reformas en materia de déficit presupuestario, de saneamiento del sector bancario y de liberalización del derecho del trabajo. A más de ayudas concedidas a las regiones con el fin de que éstas hagan honor de 17 mil millones de facturas impagadas. Pero estas medidas sólo tendrán efecto sobre la economía a medio plazo, ha reconocido en varias ocasiones el señor Rajoy". Finalmente, en The Economist se lee que "el Fondo Monetario Internacional ahora reconoce que los mayores bancos españoles tienen bastante capital para aguantar más ‘shocks’, aunque los más pequeños y más débiles permanecerán vulnerables".
El porvenir se presenta aun más duro para algunas regiones. Francisco Cabrillo dice, con toda la razón, en su artículo "Desgobierno económico", publicado en Expansión el 30 de abril de 2012: "Dado que lo que los partidos que formarán el próximo gobierno de Andalucía y los sindicatos que los apoyan tienen pensado hacer justamente lo contrario, los efectos de las políticas que se acaban de anunciar son fácilmente previsibles: ni inversiones, ni dinero, ni bienestar. Pero son los votantes los que han decidido. Y serán ellos los que acabarán sufriendo las consecuencias". Porque, como dice con toda razón Juan José Toribio en La Nueva España, "en España hubo primero un exceso de deuda privada y luego, además, también pública. La responsabilidad es nuestra. No podemos culpar ni a los mercados ni a otros países".