La hecatombe en los mercados pilló al Gobierno sin apenas agenda pública y con Mariano Rajoy fuera de los focos hasta el próximo miércoles, cuando participará en la sesión de control que se celebra en el Congreso de los Diputados. De momento, el Ejecutivo no baraja que el presidente comparezca de forma extraordinaria en las Cortes, a pesar de la honda preocupación fruto de una prima de riesgo “en niveles que no se pueden asumir”, rozando los 500 puntos, y la Bolsa de Madrid en rojo desde la apertura, principalmente por culpa de la banca.
Con Luis de Guindos en Bruselas para participar en el Eurogrupo, donde la inquietud se multiplica por la situación en España, el Partido Popular fue el encargado de articular una primera respuesta oficial. Y lo hizo utilizando varios argumentos: la herencia recibida tiene mucho que ver en la situación, el Ejecutivo seguirá sin pausa ejecutando “más reformas” y, en el caso particular de Bankia, el verdadero culpable del estallido es el gobernador del Banco de España.
Para empezar, Carlos Floriano aseguró que todas las medidas del Gobierno van encaminadas a recuperar la “confianza” que aún parece lejos de conseguirse. El camino para que la certidumbre se quede para siempre se basa en mantener el ritmo: “Más reformas y más reformas”, avanzó, en línea con lo dicho por el propio Rajoy en la víspera. “Es verdad que la Bolsa está respondiendo en términos” de preocupación, admitió, pero no lo achacó únicamente a la segunda fase de la reforma financiera aprobada el viernes.
Más al contrario, Floriano, erigido el portavoz más autorizado, vio un motivo más claro de la grave inestabilidad en los mercados: “La situación en Grecia es una cuestión que preocupa”, deslizó, tras recibir un argumentario proveniente del Gobierno en este sentido. El equipo económico de Moncloa quiere poner el acento en que no se castiga a España, sino que el contexto general está provocando la caída de la Bolsa.
En el saco de los ajustes y la necesidad de vengan más en los próximos días también hubo hueco para cargar contra el anterior gabinete de color socialista. De hecho, en el PP no se cansan de repetir que “todas estas reformas se están tomando frente a la inacción anterior”, en voz del vicesecretario de Organización, que incluso destacó que si el PSOE hubiera hecho su trabajo, hoy las medidas no tendrían que ser de tal envergadura. “Ahora hay una acción decidida para ir tomando medidas para solucionar la situación, y en esencial para recuperar el crédito y la credibilidad”, añadió, para a renglón seguido engordar esta teoría solemnizando que la prioridad es “no quedarse de brazos cruzados”.
“Hemos perdido años”, se quejó Floriano, recordando la fallida Ley de Economía sostenible. “Horas y horas dilapidadas por una actitud” que resultó “estéril”, concluyó en este segundo de los bloques.
La tercera pata del argumentario fue el ataque más contundente hasta la fecha contra Miguel Ángel Fernández Ordóñez: “Su gestión ha sido sencillamente lamentable. Podemos enzarzarnos en como adjetivarlo, pero ha sido lamentable”, dijo Floriano sin medias tintas. Una labor “pésima” sobre la que ya trabaja el Gobierno, que le busca sustituto. El PP no quiso entrar en si MAFO debería ser relevado antes de que expire el plazo para su adiós -a primeros del mes de julio-, si bien de puertas para adentro se asegura que “estamos hablando de semanas, porque su marcha se va a producir sí o sí en verano”. En este sentido, el que dos evaluadores internacionales tengan que hacer su trabajo -bajo petitoria de la Unión Europea- es el ejemplo más claro para el Ejecutivo de que no ha estado a la altura de las circunstancias.
La conclusión que quiso hacer Floriano es que la operación financiera es “sin precedentes” y dará sus frutos en el medio plazo. No quiso entrar en cómo se encuentra Bankia, cuyos agujeros provocan sonrojo, ni tampoco en la posibilidad real de que alguna comunidad autónoma sea intervenida por el Estado, a las puertas de que el jueves se reúna el Consejo de Política Fiscal y Financiera. “Gobierne quien gobierne, todas las administraciones tienen que cumplir con el objetivo de déficit. Es esencial que se cumpla”, se reafirmó. Y es que el Gobierno no baraja cambiar de discurso, en pro de una relajación del techo de déficit. Hacerlo, aseguran, pondría al país en la cima de la incertidumbre.