El congresista republicano Ron Paul, precandidato para ocupar la Casa Blanca, publicó el pasado miércoles un duro artículo de opinión en el Financial Times en contra de la banca central.
La crisis financiera ha expuesto la quiebra intelectual de los banqueros centrales del mundo. ¿Por qué? Los banqueros centrales rechazan el hecho de que los tipos de interés sean precios. Manipular estos precios a través de la expansión o contracción del crédito provoca efectos perjudiciales sobre la economía. Así, mientras el socialismo y la planificación centralizada de la economía han sido ampliamente rechazados por los economistas del libre mercado, el mito de que los bancos centrales son un componente necesario de las economías libres persiste.
Estos economistas entienden que la fijación de salarios y precios por parte del gobierno provocaría escasez y mala asignación de capital. Sin embargo, aceptan que los bancos centrales puedan determinar no solo la oferta de un bien concreto -el dinero- sino también el valor de dicho bien mediante el establecimiento de tipos de interés.
En concreto, Ron Paul se queja de la política monetaria desempeñada por la Reserva Federal de EEUU (FED).
Imprimir cantidades ilimitadas de dinero no implica prosperidad ilimitada. Esto está bastante claro después de observar la política monetaria de la FED en las dos últimas décadas. Ha inyectado billones de dólares en la economía, proporcionando dinero a los bancos con la esperanza de estimular el crédito y, por tanto, también el consumo. Estas intervenciones han supuesto elevar el precio de las acciones, minimizar el coste de los créditos para empresas e individuos y mantener alto el precio de la vivienda.
Pero, como sus predecesores en los años treinta, hoy en día los gobernadores de la FED se comportan como si la burbuja de crédito fuera el status quo al cual necesitamos regresar. Esto hace que el dinero se confunda con la riqueza, y refleja la idea de que la prosperidad significa elevados precios de los activos y grandes cantidades de dinero y crédito.
El apoyo al dinero fácil no es nuevo. La banca central debería haber acabado con el estallido de crisis financieras periódicas que vivió Estados Unidos a lo largo del siglo diecinueve. Pero los pánicos financieros solo han ido a peor desde la centralización de la política monetaria a través de la creación de la FED en 1913. La Depresión en los años treinta; la hemorragia de las reservas de oro durante los sesenta; la estanflación de los setenta; la burbuja puntocom de principios del 2000; y la recesión actual.
Según Paul, todas estas crisis tienen la misma raíz: la política monetaria de la FED.
Cada una de estas crisis empezó con una política monetaria inflacionista que llevó a la creación de burbujas, y la solución al estallido que inevitablemente le siguió siempre ha sido inflar de nuevo la burbuja.
Esto solo planta las semillas de la próxima crisis. Bajar los tipos de interés para tratar de prevenir los efectos de la recesión tras el estallido de la burbuja requirió la creación masiva de crédito para la burbuja de la vivienda, de cuyo colapso aún no nos hemos recuperado.
Ignorando las lecciones de ambas crisis, la FED ha vuelto a inyectar billones de dólares en la economía estadounidense y ha prometido mantener los tipos de interés próximo al 0%, al menos, hasta 2014. "Esto solo asegurará que la próxima crisis será aún más destructiva que la actual", advierte Paul.
Además, "no contento con sus intentos fallidos de apuntalar la economía americana, la FED también ha decidido rescatar a Europa. A través de créditos swaps de divisas se ha comprometido a ofrecer cientos de miles de millones de dólares al Banco Central Europeo" y, de hecho, "no podemos descartar la posibilidad de una intervención directa".
La respuesta de la FED a la crisis sugiere que piensa que la crisis actual se debe a un problema de liquidez cuando, en realidad, es un problema de "mala asignación de inversiones" como consecuencia de las distorsiones causadas por la FED en la oferta de crédito.
La FED ha hecho a bancos y empresas dependientes de dinero barato. En vez de buscar oportunidades para invertir en productos reales que sirvan a las necesidades de los consumidores, Wall Street sigue cada reunión de la FED con gran expectación, deseosos de que el QE3 y QE4 estén justo a la vuelta de la esquina. No es de extrañar que inversiones y planes de negocio a largo plazo estén estancados.
Vivimos en un mundo que parece haber abandonado el concepto de ahorro e inversión como la fuente de la verdadera riqueza y el crecimiento económico. Los mercados financieros claman por la creación de más dinero barato por parte de los bancos centrales. Esperanzas de más flexibilización cuantitativa por parte de la FED, del Banco de Inglaterra o del Banco de Japón, y operaciones de refinanciación por parte del BCE. Los también llamados capitalistas se han olvidado de que el capital no puede ser creado por mandato del gobierno.
El control de la economía mundial ha sido puesto en manos de un cartel bancario [la banca central] que supone un gran peligro para todos nosotros. La verdadera prosperidad requiere una moneda sana, aumento de la productividad y crecimiento de ahorros e inversiones. El mundo está inundado de dólares y la crisis actual terminará en una impredecible catástrofe.