Sr loboe, veo que sigue con su particular guerra de los prejuicios políticos, discúlpeme pero ustedes son unos sinvergüenzas, basta de meter veneno en la sociedad y cobrar por ello. Pero que izquierdas, está hablando de todos los funcionarios que acuden a las movilizaciones de los sindicatos por miedo a perder los privilegios. Así no salimos del hoyo. O nos ponemos todos de acuerdo y echamos a los vendedores de humo (políticos de todo el arco parlamentario) o aquí se va a pasar mal de verdad, lo que está pasando es muy serio y seguir con el “tu más” no es el camino. A no ser que sea de los comen por ello. En este país la gente no quería ir a la Guerra de Irak, ni los de derechas, ni los de izquierdas, aquí nadie quería el matrimonio homosexual, ni los de derechas ni los de izquierdas, ídem con el aborto, ídem con Eta, ni los de derechas ni los de izquierdas, aquí nadie quiere, que se rescate a empresas que lo han hecho mal, ni los de derechas, ni los de izquierdas, si se hace una auditoria de lo que cuesta el modelo de estado y se dice a los ciudadanos, no lo va a querer nadie ni derechas, ni izquierdas. Pero claro, no se ha consultado al pueblo. Entérese de una puñetera vez señor loboe, aquí lo que falta es democracia y justicia.
Con todos mis respetos hacia el Sr. Velarde, creo que se equivoca en su análisis de que los pactos de la Moncloa fueron debidos a un consenso entre profesionales de la Economía -técnócratas en suma- que fueron escuchados por los líderes políticos. Entre otras razones, porque eso es metafísicamente imposible por más que a un Economista de profesión le apetezca creer tal cosa.
Mi tesis es que tanto los pactos de la Moncloa, como el consenso constitucional y la pantomima de la transición, se basaron en que los nuevos advenedizos que se pirraban por el poder, temían aún y mucho, al espectro del que había detentado un poder omnímodo, e hicieron lo imposible por agarrar el mango de la sartén intentando hacer el menor ruido posible. Los hechos posteriores han demostrado que ni en lo político, ni en los económico ni siquiera en lo histórico hubo la más mínima honestidad ni consenso por parte de la Izquierda.
Salu2.
Pareto, estoy de acuerdo totalmente con su análisis, pero me condecerá que para que exista esa libertad tendrá que haber un pacto como el de la transición, primero un pacto económico y luego un pacto político de tener una verdadera Constitución, no esta que sólo era "de transición".
De lo contrario se corre el riesgo de que sea flor de un día en cuanto la izquierda agite el miedo, el resentimiento y la envidia que son el abono principal de su ideología. Aunque lo disimulan con colonias del tipo igualdad, justicia social y demás perfúmenes que a estas alturas apestan hasta la naúsea.
Y en eso estoy de acuerdo con el profesor: no se ve a nadie capaz de ello. Y que conste que incluyo a los actuales dirigentes del PP que se permitieron el lujo de echar a "liberales y conservadores" hace 4 años.
Señor Juan Velarde, con todos mis respetos lo que necesita este país es libertad, libertad para que cualquier persona pueda montar su empresa y destinar los recursos que el estime oportunos. En un mundo tan competitivo, no se puede practicar la economía dirigida, puesto que no existe planificador que pueda manejar todas las variables, y el coste de poner todos los huevos en la misma canasta es muy alto y ahora se está viendo con la balanza comercial negativa, es decir, el resto del mundo nos facilita bienes y servicios que somos incapaces de compensar de ninguna forma, puesto que nuestra economía no es competitiva, sino clientelar. Entre otras cosas estos hachas que tenemos, en la oligarquía, privatizaron empresas públicas, en mercados regulados, entre los amiguetes, estas empresas ganaban lo que querían, puesto que no había ningún tipo de competencia y eran sectores imprescindibles, petróleo, gas, electricidad, telecomunicaciones. Con el dinero que nos robaban a base de pagar un sobre precio, se fueron a hacer las Américas véase Repsol, Telefonica, REE,… y ahora todo ese dinero que nos robaron, lo están perdiendo gracias a las expropiaciones de Latinoamérica.
Señor Juan Velarde, no se pueden seguir extrayendo recursos para las aventuras de los Señoritos (por nacimiento o por formación). Se necesita libertad y respeto a lo de los demás (justicia), respetar, a los que no son Señoritos. Nadie tiene la verdad y mientras eso no se asuma, no vamos por el buen camino en un mundo tan complejo y cambiante. El futuro no está en oligarquías todo poderosas, si no en países que respetan a todos sus ciudadanos, se está demostrando que el éxito económico no tiene que estar en tener una gran compañía de telecomunicaciones (a base de robar al personal) y si en ofrecer el vestido de moda a un precio razonable, no podemos cerrarnos puertas, y quitar recursos de sitios, para llevarlos a otros, por que el Señorito o los Señoritos, así lo digan, sea de nacimiento o por formación.
Una de las cosas que veo necesarias en la situación actual es un Gobierno de amplia sensibilidad política. Yo incluiría dos o tres independientes socialistas.
Además, tal y como están las cosas, no creo que para estar en el Gobierno de España baste ser un opositor exitoso. Es necesario que sus integrantes tengan un peso técnico muy importante, y/o un peso político propio.
Seguramente eso que llaman los mercados estarían más tranquilos si hubiera un Vicepresidente del Gobierno encargado de Economía, al cual estuvieran acostumbrados a leer en revistas especializadas.
De todas formas, no es posible deslindar el liderazgo político, las ideas claras, con la competencia técnica, porque un gobierno debe tener ambas cosas, de otro modo podermos repetir errores pasados, porque por muchos méritos que tuviera Fuentes Quintana, o que se le pudiera achacar a Solchaga, uno de sus legados es el de un desempleo terrible, en aquellas fechas empezó España a contar los parados por millones, y hasta hoy.
Luego alguien relevante sí, pero haciendo lo que un político liberal debe hacer en el Gobierno,con decisiones políticas en el sistema social de calado.
Sr Pareto:
En atención a su delicado equilibrio emocional, puedo disculpar que me llame sinvergüenza, en realidad no me importa, ya sabe... Pero con independencia de que esté en su derecho de seguir desbarrando lo que le sugiera su cacao mental, me dirijo a usted por última vez para aclarale una cosa: "toíto se lo consiento, menos mentar a mi madre y llamarme político".
Salu2 y que sea leve.