Luis de Guindos y Wolfgang Schaüble compitieron en sonrisas este lunes, en Santiago de Compostela. Frente a la prensa, tanto el responsable de Economía español como el germano mostraron sintonía y aseguraron que uno y otro Gobierno están en línea. Son los dos principales defensores en Europa de la necesidad de recuperar el equilibrio fiscal.
En los últimos días, se han sucedido las noticias acerca del nuevo plan de Alemania para impulsar la economía europea, con 200.000 millones de euros que saldrían del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en forma de colaboración público-privada. Muchos han interpretado estos mensajes como una señal de que el Gobierno de Angela Merkel está dispuesto a abrir la mano y permitir cierta relajación en los países del sur de Europa, con el objetivo de que salgan de la crisis. Nada más lejos de la realidad: precisamente porque quiere impulsar un crecimiento sólido, Berlín no está dispuesto a admitir ningún tipo de alegría presupuestaria. El caramelo del plan de inversión estará ahí mientras el rumbo se mantenga fijo. Ahora el foco se concentra en el sector bancario. La nueva solución de De Guindos podría ser una especie inmobiliaria mala que agrupe los activos tóxicos del sector.
¿Austeridad o crecimiento?
Lo primero que llama la atención es la lectura que se ha hecho en los últimos días en numerosos diarios europeos sobre el anuncio del plan de inversiones que presentará Alemania en la Cumbre europea del próximo mes de junio. Algunos políticos y numerosos medios de comunicación lo han presentado como la rendición de Angela Merkel. Según esta lectura, después de meses apretando las tuercas a las economías europeas más débiles para que inicien el camino de la consolidación fiscal, la canciller alemana habría dado su brazo a torcer y ahora sería consciente de que hay que estimular el crecimiento con más gasto público.
Sin embargo, la realidad es exactamente la contraria. No sólo Alemania no ha cedido un ápice en su apuesta por el equilibrio presupuestario, sino que precisamente porque todos los países han ido cediendo en sus posiciones es por lo que ha aceptado poner en marcha este programa que, además, tendrá una importante colaboración privada. En Grecia e Italia, ya no están al frente del Gobierno los que llevaron a los países al desastre, sino Mario Monti y Lucas Papademos. Portugal e Irlanda han sido rescatados y han comenzado profundos procesos de recortes.
Y España ha aprobado una Ley de Estabilidad Presupuestaria que obligará a todas las administraciones públicas a seguir desde ya la senda del déficit cero. No es casualidad que la visita de Schaüble y los anuncios de su Gobierno coincidan con la culminación de la primera tanda de reformas en Roma y Madrid. Además, los dos gobiernos han anunciado que habrá muchos más cambios, que liberalizarán su economía. Y claro, con una parte de los deberes hechos, la estricta profesora alemana ha decidido dar un pequeñísimo premio a sus alumnos. Eso sí, les advierte: o siguen cumpliendo o volverá a sacar la vara. Para España, el siguiente reto es la culminación del saneamiento del sector bancario.
Las cajas en el horizonte
Para Luis de Guindos, el principal dolor de cabeza en las próximas semanas estará en las cajas de ahorros. La reforma financiera que impulsó el Gobierno en febrero no ha dado los resultados esperados: ni los bancos han aflorado el enorme volumen de activos tóxicos como Economía creía, ni se ha producido la avalancha de fusiones que se anticipó (apenas unos pocos movimientos).
Por eso, este lunes, De Guindos volvió a anunciar algunos pequeños cambios, con el objetivo de dar un empujón al sector financiero. Aunque hasta ahora se había negado a la solución del banco malo, el ministro apuesta por crear una sociedad inmobiliaria todos los activos tóxicos, como medio para separar el negocio contaminado de los bancos con el financiero, que estaría saneado. Se busca que las entidades reconozcan su verdadera situación y que al mismo tiempo puedan dedicarse a su actividad: dar préstamos.
En realidad, éste ha sido siempre el objetivo del Gobierno, pero hasta ahora no ha encontrado la fórmula mágica para forzar al striptease financiero. En esta línea, De Guindos está decidido a impulsar las fusiones de una vez por todas. Unicaja, BMN, IberCaja y Liberbank están en todas las quinielas, sin olvidar las subastas de Banco de Valencia y Catalunya Caixa y el plan de Novagalicia.
Aunque puedan parecer dos cuestiones separadas, lo cierto es que la recomposición del sistema financiero es fundamental para calmar las aguas de la deuda pública española. Los mercados sienten que el principal problema que tendrá el Gobierno para cumplir sus objetivos de déficit está en las cajas, a las que tendrá que inyectar más dinero para sacar adelante. De Guindos sabe que mientras no se despeje esta incógnita, será difícil que la prima de riesgo caiga de forma significativa. En Santiago aseguró que España no pedirá dinero del Fondo de Rescate con este fin (se habla de 100.000 millones de euros), pero la incertidumbre sigue presente.