En plena tormenta financiera, tras otro lunes negro con la Bolsa teñida de rojo y la prima de riesgo disparada, Mariano Rajoy admitió que la situación es “difícil, muy difícil” e, incluso, de “enorme complejidad”. Lo es, afirman en Moncloa, porque el Gobierno no deja de recibir apoyos de la Unión Europea, del FMI... pero sigue siendo epicentro de los ataques especulativos.
El presidente, tras las críticas del PSOE por su silencio, buscó el encuentro con los periodistas en los pasillos del Congreso. Hizo una breve declaración, pero con dos ideas importantes: los sobresaltos no se disiparán en poco tiempo, pero el Gobierno tiene un plan y va a ejecutarlo.
“Ya sabíamos que la situación era difícil”, expuso. De hecho, llegó a citar el dato de que España vuelve a entrar formalmente en un periodo de recesión para, en un alarde de dramático realismo, recordar que el propio Gobierno ya dijo que la economía decrecerá en un 1,7%. Por lo cual, “no nos ha sorprendido” sino que, argumentó, va en línea con lo previsto por su gabinete.
Para Rajoy, es evidente que hay medidas que “no gustan a los españoles”, pero que son imprescindibles para la recuperación. Su último mensaje fue de confianza: “Al final saldremos adelante”.