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EDITORIAL

Entre el cinismo de Rubalcaba y el descontrol autonómico

Los socialistas no sólo olvidan cínicamente que han sido los principales responsables de la dramática situación en la que estamos, sino que inducen al gobierno a agravarla, ignorándola o afrontándola con medidas contraproducentes.

Cristóbal Montoro ha asegurado durante el debate de los presupuestos que la administración central ha tenido un déficit del 0,83 por ciento del PIB en el primer trimestre, lo que, en principio, no vendría a desbordar el tope fijado en los Presupuestos Generales del Estado, que lo sitúa para todo el 2012 en el 3,5 por ciento. El dato no es, con todo, nada tranquilizador pues, como han advertido desde el BCE, "parece que no hay margen para tener desviaciones en sentido negativo y siempre es muy importante tener ese margen".

Desgraciadamente, el dato ofrecido por Montoro merece, en realidad, una crítica algo más severa, pues el ministro no ha incluido en él las transferencias a las comunidades autónomas, lo que, en realidad, eleva el desequilibrio del Estado central en el primer trimestre hasta el 1,85 por ciento del PIB, unos 19.696 millones de euros, un 73,2% más respecto al registrado en el mismo periodo de 2011. De seguir, pues, esta tendencia y sin necesidad de "tener desviaciones en sentido negativo", el déficit de la administración central terminaría alcanzando a finales del año el 7,4 por ciento del PIB; es decir, más de dos puntos por encima del 5,3% al que el Gobierno se ha comprometido para el conjunto de todas las administraciones ante sus socios y acreedores.

El tiempo dirá, además, si el considerable aumento de las transferencias a las comunidades autónomas por parte de la administración central será suficiente para que muchos de sus manirrotos gobernantes cumplan su parte en lo que a reducción de déficit se refiere. En cualquier caso, han sido el incremento de estas transferencias a las autonomías y el repunte del gasto financiero los que nos han llevado a que el gasto haya aumentado en un 13,1% en términos de caja, mientras que los ingresos apenas se hayan elevado un 0,5%.

Con todo, y por críticas que merezca el gobierno por no haber afrontado la reducción del déficit con más decisión y por la vía exclusiva de la reducción del gasto, aun peor resulta contemplar el grado de cinismo alcanzado por el principal partido de la oposición: si el lunes -día en que la UE confirmaba que el gobierno de Zapatero había falseado el déficit de 2011 en dos puntos y medio- el PSOE tuvo la desfachatez de llamar a los ciudadanos a "echarse a la calle", este martes Rubalcaba se ha permitido acusar al gobierno de Rajoy de conducirnos a la "quiebra social". Los socialistas no sólo olvidan cínicamente que han sido los principales responsables de la dramática situación en la que estamos, sino que inducen al gobierno a agravarla, ignorándola o afrontándola con medidas contraproducentes.

Y en esas estamos: con un gobierno que no practica lo suficiente los principios que predica, atenazado por una oposición destructiva y las irrefrenables pulsiones al gasto de las autonomías.

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