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Lo que no dijo Kirchner sobre YPF

La presidenta argentina disfraza de protección de los activos nacionales una operación marcada por sus malas decisiones económicas.

Cristina Fernández de Kirchner necesitó más de una hora el pasado lunes para explicar por qué expropió YPF a Repsol. El discurso de la presidenta argentina estuvo lleno de curiosas referencias a la "trompa del elefante" que parecían las inversiones de Repsol, a su condición de "Jefa de Estado" y no "patotera" o al colonialismo y Francis Drake. Sin embargo, alrededor de toda esta abigarrada retórica gravitaban los argumentos con los que quería justificar su decisión.

Como era previsible, la líder peronista se envolvió en la bandera argentina para explicar por qué era imprescindible que el Estado se hiciera con el control de la antigua petrolea pública, privatizada en los años noventa. Evidentemente, Kirchner escogió una argumentación que sonase bien al ciudadano medio, que está atrapado en una espiral de alta inflación y carestía energética, y que siente que las industrias nacionales han sido malvendidas a los extranjeros (sobre todo españoles). Por eso, las razones que expuso fueron fundamentalmente dos:

  • Argentina no debería necesitar importaciones de petróleo o gas.
  • Repsol se ha dedicado a aprovecharse de YPF sin tener en cuenta para nada a los argentinos, llevándose cuantiosos beneficios y no invirtiendo nada a cambio.

Los dos motivos son populares y las encuestas en el país austral demuestran que la mayoría de los votantes están a favor de la medida. Es más, incluso los partidos de la oposición, con unas pocas excepciones, han apoyado al Gobierno en este tema. Eso sí, la presidenta olvidó mencionar algunas cuestiones que habrían ayudado a pintar un cuadro algo más realista sobre el por qué ha tomado esta decisión y qué intereses se esconden realmente tras ella.

1. ¿Por qué Argentina importa energía?

Lo primero que llama la atención es que un país con tantos recursos naturales como Argentina tenga que importar energía. Lo cierto es que en 2011 el balance negativo estimado fue de 3.438 millones de euros. La razón de fondo es que está cayendo la producción de petróleo y gas de forma constante desde hace una década mientras que el crecimiento económico del país impulsa la demanda.

El problema es que el 85% del precio de la energía está subvencionado por el Estado. Esto supone una factura creciente que tiene que pagar un Gobierno asediado por las deudas. Si encima se ralentiza el ritmo de crecimiento (como está previsto que ocurra este mismo año) y sale a la luz la verdadera inflación (que algunos analistas sitúan cerca del 40%), la economía argentina puede ser una auténtica bomba de relojería.

En este cuadro encajan muy mal las importaciones de petróleo o gas. Por ejemplo, mientras que los precios de esta materia prima en "boca de pozo" suponen unos 2,1 dólares por MBtu (millón de unidades térmicas británicas), las importaciones desde Bolivia o vía barco superan los 14-15 dólares. Y algo similar pasa con el petróleo. Por eso, la intención del Gobierno sería aprovechar al máximo la producción de YPF para evitar que la balanza de pagos del país incurra de nuevo en déficit, algo que ya ha ocurrido en 2011.

Pero claro, el consumidor tiene pocos incentivos para ahorrar energía, con unos precios tan subsidiados. Y tampoco está tan claro que el país austral tenga capacidad de incrementar su producción a corto plazo. Como puede verse en el siguiente gráfico (proporcionado por Repsol en su rueda de prensa de respuesta al Gobierno de Kirchner), la producción de petróleo hace años que entró en declive en Argentina (un país que los expertos consideran ya maduro).

2. ¿Tiene la culpa YPF?

La presidenta argentina ha culpado de todo esto a Repsol. El argumento es que la compañía española sólo se ha llevado dinero del país, sin invertir a cambio lo que le correspondería.

Sus cuentas son: Repsol compró YPF por 13.158 millones y ha cobrado dividendos de unos 15.728 millones en estos 13 años en que ha controlado la compañía. Teniendo en cuenta que también ha ingresado unos 6.200 millones por las ventas realizadas a los accionistas minoritarios y a los Eskenazi, sale un saldo positivo de 8.813 millones de dólares. Para la petrolera española, los números son ligeramente diferentes (el dividendo neto de su participación sería de unos 8.766 millones).

En cualquier caso, se coja una cifra o la otra, la rentabilidad financiera de estos trece años estaría en el entorno del 7-8%, una cifra que la compañía cree que no es nada descabellada teniendo en cuenta que el coste de financiación en Argentina está alrededor del 15%.

En cuanto al tema de las inversiones, Repsol asegura que su empresa ha invertido unos 20.000 millones de dólares en el país, más que ninguna otra compañía. Desde 2006, el monto de las inversiones ha superado a los resultados en todos los ejercicios.

Y no sólo eso, para defender su compromiso con Argentina, la petrolera muestra sus cifras de pago de impuestos (superiores a los 25.000 millones de euros en 2011) y de empleados, que casi se han doblado en la última década.

3. La producción de la petrolera

La guerra entre Gobierno argentino y Repsol se centra en la producción de petróleo y gas de la compañía. En opinión del gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, el problema es que como la compañía española no ha hecho las inversiones necesarias, su producción se ha visto afectada, lo que ha redundado en la situación de carestía energética que afecta al país.

Frente a este argumento, la petrolera defiende que esta caída se ha debido simplemente al agotamiento de los pozos. Por ejemplo, el descenso en la producción de petróleo en los últimos cuatro años (del 12%) es similar al de las demás compañías que operan en el país (un 9%). Chevron o Enap presentan cifras de caídas del 30%. Y en el tema de las reservas, YPF es la segunda compañía con un mejor comportamiento desde 2007, con un incremento del 5% frente a la caída del 4% de media de sus competidores.

Lo cierto es que en su discurso a Cristina Fernández le faltaron por explicar dos cuestiones fundamentales que sobrevuelan toda la operación de renacionalización de YPF. Por un lado, por qué sólo esta compañía ha sido expropiada, cuando más de una decena de empresas del sector opera en el país. Por otro lado, es curioso que el 51% expoliado salga todo de la participación de Repsol, sin tocar ni el 25% propiedad de los Eskenazi ni el 17% que tienen en sus manos los accionistas minoritarios.

4. ¿La clave? Vaca Muerta

Curiosamente, la parte más importante de toda la operación no apareció en el discurso de la presidenta argentina. En 2011, Repsol anunciaba que había encontrado el que hasta este momento es su mayor yacimiento de petróleo y gas no convencional (y uno de los más grandes de todo el mundo). El total de recursos y reservas de hidrocarburos descubierto en esta formación asciende a 22.807 millones de barriles equivalentes de petróleo. La compañía valora estos recursos en unos 13.700 millones de dólares.

Aunque Fernández de Kirchner no citó por su nombre el yacimiento, lo cierto es que hasta que el 7 de noviembre Repsol no anunció "el mayor descubrimiento de petróleo" de la historia, y por entonces nadie había hablado de expropiación. Han pasado apenas cuatro meses y todo ha cambiado. ¿Las razones? Para esta peronista, que el lunes hablaba delante de un retrato de Eva Perón, era una cuestión de necesidad nacional, una decisión que recupera para la patria lo que nunca debió perder. Su discurso fue muy largo, pero hubo muchas cosas que se le olvidó comentar.

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