El Gobierno ya tiene preparado el borrador de las medidas que, este viernes, se aprobarán en Consejo de Ministros, y que incluirá desde el complejo ajuste en las carteras de Sanidad y Educación a la "contundente" respuesta prometida tras el expolio cometido por Argentina. Un paso decisivo, otro más, que Soraya Sáenz de Santamaría no quiso dar sin el apoyo explícito de la Unión Europea, alcanzado tras una intensa reunión de trabajo con la número dos de la Comisión y comisaria de Justicia, Viviane Reding.
Con la Bolsa española encajando la peor semana de la era Rajoy, retrocediendo a mínimos del año 2009, y con la prima de riesgo en índices de alerta real, la vicepresidenta primera -encargada del Ejecutivo ante la ausencia del presidente, de gira por América Latina- se afanó en explicarle a Reding las medidas emprendidas y las que vienen en camino e insistió, una vez más y ante las pesimistas previsiones del FMI, en la convicción de que España cumplirá con el objetivo de déficit previsto.
Previamente, la jefa del Gobierno hasta el regreso de Rajoy presidió de forma extraordinaria la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, encargada de perfilar el dossier de reformas y analizar la coyuntura económica. En ella se expuso el "difícil" escenario en Argentina, donde muchas empresas españolas, de primer orden, tienen intereses. Una cuadratura "complicada", si bien el titular de Industria, José Manuel Soria, avanzó que sí habrá sanciones, siendo la prohibición de importar aceite de soja la represalia que ganaba más enteros. Desde Bogotá, Colombia, el presidente rechazó entrar en "polémicas y grandes disquisiciones", a la par que se negó a avanzar las posibles medidas. Eso sí, vio en la decisión de Cristina Fernández "una gran injusticia" que, incluso, "es mucho peor para Argentina que para España".
Sean cuales sean las represalias, explicó un ministro a este diario, el objetivo primordial es que la Unión Europea las avale y las haga suyas. De ahí que las gestiones realizadas en Bruselas y Estrasburgo sean consideradas "clave" por el Ejecutivo. Y de ahí que Sáenz de Santamaría fuera especialmente incisiva a la hora de conseguir un apoyo explícito de Reding: "El tema es absolutamente europeo y nos concierne como si fuera nuestro", le dijo, según fuentes conocedoras de la reunión.
Qué duda cabe, añaden en Moncloa, que lo conseguido por el presidente, evidenciando la soledad de Argentina en la propia región, como por el ministro Margallo, consiguiendo que Estados Unidos dejara la tibieza a favor de la contundencia, también "han ayudado a consolidar" la postura española.
Ahora bien, más allá de este capítulo particular -sin duda, trascendental-, el Gobierno está especialmente preocupado por la tormenta financiera que no cesa; que lleva desde la Semana Santa golpeando al país sin visos de remitir. "Estamos en un momento crítico", se afirma a las claras, de puertas para adentro. Consuela, pero poco, que la venta de deuda española se haya "salvado", según un asesor gubernamental. En este sentido, la vicepresidenta también buscó el reconocimiento de la UE, más aún cuando muchos de los ataques -entienden en Moncloa- "son políticos" con "determinadas declaraciones que no ayudan".
La número dos de la Comisión también se comprometió a un papel de defensa más activo: "Estamos muy satisfechos por las reformas", afirmó, en el encuentro celebrado en Moncloa. Se mostró "encantada" con las mismas, según las fuentes. De hecho, elogió el "esfuerzo" y la "valentía política" del gabinete popular, que se está teniendo que enfrentar a importantes ataques de determinados sectores.
Por su parte, Sáenz de Santamaría prometió diligencia, como también lo hizo Luis de Guindos, titular de Exteriores y hombre fuerte del Gobierno en Europa, en despacho celebrado esta misma semana en Fráncfort con Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo y máxima autoridad de la unión monetaria. "Hemos hecho los mayores ajustes en tan solo tres meses de Gobierno, lo que pedimos es que nos den un poco de tiempo para que surjan efecto y en que se nos proteja ante unos ataques que nos hacen mucho daño", expone una fuente próxima al presidente.
"No estamos dejando del lado a España, en ningún modo. Hay presión por parte de Bruselas, pero Rajoy sabe lo que tiene que hacer", insistió Reding, en declaraciones a TVE. De igual forma, descartó expresamente que esté encima de la mesa la posibilidad de una intervención, ni que tampoco sea una posibilidad en mente.
El otro punto que preocupa al Ejecutivo, y también a la UE, sigue siendo el de las comunidades autónomas, sin voz única en la lucha contra el déficit, como ha quedado demostrado estos días. Así las cosas, y aunque Rajoy rechazara que haya planes de intervención -lo dijo, en conversación informal con periodistas, en el avión presidencial-, desde Hacienda se destaca que todo está dispuesto para ello si llegara el caso. "Ya hay varias comunidades que están siendo analizadas", confirmó Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones Públicas.
Así las cosas, el Gobierno admite una situación "muy delicada" en la que "no hay cabida para los errores". Rajoy asegura que tiene en mente el plan de acción hasta, al menos, el próximo verano. En junio, por ejemplo, la comisión anti-duplicidades presentará su informe, y se dará inicio al verdadero tajo administrativo. En ello también trabaja con particular decisión la vicepresidenta primera, que el viernes devolverá las riendas a Rajoy tras afrontar al frente del timón una semana con muchos frentes abiertos.