¿Qué hacer si España necesita un rescate internacional? ¿Qué efectos tendría? ¿Cuál sería el coste de salir del euro? Estas preguntas empiezan a barajarse en Moncloa tras el recrudecimiento de la crisis de deuda, que ha impulsado la prima de riesgo de España hasta superar nuevamente el umbral de los 400 puntos básicos, zona de máximo riesgo. Una especie de stress test (pruebas de esfuerzo) sobre la crisis de deuda soberana en España.
Desde el Gobierno se mantiene que, en ningún caso, España precisará un rescate por parte de la troika -Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional-, ya que confían en que las reformas emprendidas acabarán dando sus frutos para reactivar el crecimiento y recuperar la confianza de los inversores. Sin embargo, tras la Semana Santa de alta tensión que ha sufrido la deuda española, Moncloa ha comenzado a estudiar los efectos y consecuencias del peor escenario posible, a modo de prevención.
Rajoy descartó el miércoles, rotundamente, que España pueda ser intervenida y avanzó una nueva batería de reformas para demostrar a Europa y a los inversores su decidida intención de afrontar la crisis económica. Pese a ello, se echa en falta un apoyo más decidido por parte del Banco Central Europeo (BCE) para aligerar la prima de riesgo mediante la reactivación de deuda española en los mercados secundarios. En respuesta a las presiones que proceden de España, un consejero de la institución monetaria hizo un llamamiento a la calma recordando que el programa de compra de deuda sigue vigente, dejando así la puerta a abierta a la adquisición de más bonos españoles, lo cual alivió ligeramente la prima de riesgo e impulsó las subidas en Bolsa.
Pero aún así la tormenta sigue sobrevolando España. Los grandes bancos internacionales no descartan el posible rescate del país en caso de que la situación no mejore. Y es aquí, precisamente, donde se encuadra el debate que, en estos momentos, tiene lugar en Moncloa: ¿intervención o salida del euro? El equipo económico del Gobierno analiza los efectos, es decir, el coste político y económico, de ambos escenarios y lo relevante es que, llegado el caso, no se descarta optar por abandonar la moneda única, algo impensable hasta hace bien poco.
El equipo económico más próximo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, estudia los posibles efectos de una intervención europea -el peor escenario posible- y las posibles alternativas existentes, entre ellas, la salida del euro. Es decir, un Plan B, consistente en abandonar la moneda única como alternativa al rescate, tal y como ha acontecido en los casos de Grecia, Irlanda y Portugal.
Dado que España y Grecia -al igual que Portugal- cuentan con graves problemas estructurales de similar naturaleza, los efectos de esta opción serían muy parecidos a los analizados para el caso heleno, sólo que su impacto internacional sería mucho más amplio (aquí, aquí y aquí):
- Corralito financiero para evitar la fuga de depósitos y capitales.
- Redenominación de euros en nuevas pesetas.
- Reestructuración (quita y espera) de parte de la deuda soberana.
- Fuerte devaluación monetaria para tratar de recuperar la competitividad exterior.
- Posible ruptura de la zona euro en dos o más partes, ya que el contagio se podría extender a otros países como, por ejemplo, Italia.
Pese a todo, Moncloa mantiene un mensaje muy claro en este sentido: "España seguirá, sí o sí, en el euro", y lo hará -según las fuentes consultadas- porque "en ningún caso vamos a ser intervenidos". Es decir, el Gobierno confía plenamente en que España no será intervenida pero, al mismo tiempo, llegado el caso, no se descarta salir del euro.
En voz de un ministro clave en materia económica, el Ejecutivo está haciendo "los deberes" y tanto Bruselas como Berlín tienen constancia de ello. "La comunicación es muy fluida, casi diaria", resalta. Y, de esos contactos, Moncloa asegura que "hay confianza en los pasos" que está dando el presidente, informa Pablo Montesinos.
No se desmiente que existan informes internos analizando la posible salida del euro de España como solución extrema antes de la intervención, pero inciden en el carácter europeísta del Ejecutivo y en que "ninguna de esas dos posibilidades se baraja". Varias fuentes del Gobierno insisten en que "no estamos en ese nivel de alerta". Admiten que el lunes y el martes fueron "malos" y que "la comunicación no ayudó", pero entienden que la senda es la correcta. "Rajoy sabe el camino y está decidido a emprenderlo", resume un asesor gubernamental.
Eso no quita para que exista la convicción de que volverán más tormentas, pero apuntan
machaconamente en que a "medio plazo" las reformas emprendidas empezarán a dar resultado. Y entonces, recalcan, "seguiremos en el euro" y, más concretamente, "en la locomotora" de los países comunitarios.