A primera hora de la tarde, Der Spiegel abría su edición digital, a toda página, con la imagen de un mosso frente a la bolsa de Barcelona asaltada por los antisistema en los disturbios del pasado 29 de marzo. Era la foto para ilustrar la noticia de que las turbulencias en el mercado han regresado. La protagonista de la información, como de la imagen, es España. Una prueba de que nuestro país es ahora lo que más preocupa fuera de nuestras fronteras y de que las imágenes de vandalismo en la capital catalana se han interpretado en el extranjero como una prueba más de que la situación se está agravando hasta acercarse al país heleno.
Bajo el título ¡Bienvenida de nuevo, crisis!, Der Spiegel destaca que en los mercados cunde la duda de si nuestro país necesitará este mismo año un rescate y de si habrá que aumentar, de nuevo, el fondo de la UE. Los motivos de este nerviosismo son atribuidos por la revista al cese de las intervenciones del BCE y a España. Alude a nuestros Presupuestos, de los que afirma que "agravarán" la recesión en la que ya está inmersa la economía. Augura el diario que entraremos en un círculo vicioso que implicará una caída del consumo, "pérdidas para la banca, caída de los ingresos por impuestos, más déficit y nuevos programas de ahorro". "Pueden pasar muchos años hasta que España salga de ese círculo. A España le espera una depresión que puede durar una década", afirma.
El periodista sentencia que nuestro país está "donde estaba Grecia hace dos años", afirmación que acompaña con esa imagen de Barcelona evocadora de los disturbios en Atenas. Y las únicas soluciones que ve son "la salida del euro" o un "programa de rescate" que implique condonar deuda al sector financiero. "Lo decisivo no es la deuda del Estado, sino la deuda de los bancos", afirma, defendiendo el rescate de entidades insolventes y fusiones para compensar las pérdidas. "Otra salida no hay", advierte.
El artículo también dedica unos párrafos a las políticas del BCE, que han terminado funcionando, afirma, "como una droga". Indica el periodista que no han servido "para nada" puesto que "la banca europea está peor que nunca" y tampoco se ha logrado el objetivo de dicha estrategia: que los gobiernos "ganaran tiempo para hacer reformas". "Tras Semana Santa, estamos otra vez como antes de Navidad", concluye.