La austeridad pública en España es un mito. Las reiteradas declaraciones de los políticos respecto al supuesto esfuerzo de contención del gasto que están llevando a cabo las distintas administraciones no se corresponden en absoluto con la realidad de las finanzas públicas, tal y como muestran los datos oficiales.
El sector público español -Estado, CCAA y ayuntamientos- cerró el pasado año con un déficit público del 8,51% del PIB, 91.344 millones de euros, muy por encima del objetivo del 6% que estipulaba Bruselas. Esto apenas supone una reducción del 7% interanual respecto al agujero registrado en 2010 (98.166 millones, el 9,3% del PIB), tan sólo 6.822 millones de euros menos.
De hecho, el conjunto de las administraciones públicas siguió gastando un 24% más de lo que ingresó por vía fiscal en 2011, un nivel muy similar al de 2010, cuando el gasto superó en un 25,7% el volumen de ingresos, y no muy inferior al de 2009.
La brecha fiscal alcanzó su máximo nivel en 2009, cuando el déficit se disparó hasta el 11,2% del PIB (117.143 millones de euros). Entonces, el sector público gastó un 32% más de lo que ingresó mediante la recaudación de impuestos. Desde entonces, tal descuadre apenas se ha corregido, ya que los políticos siguen gastando un 24% más de lo que ingresan pese a la dura crisis económica y de deuda. Y es que, desde 2009, mientras los ingresos públicos han crecido un 2,5% -tras varias y sustanciales subidas de impuestos-, el conjunto de las administraciones apenas gastan un 3,3% menos. Ése es, ni más ni menos, el gran ejercicio de austeridad hecho hasta el momento.
Desde 2009, momento en el que se puede ubicar el estallido de la crisis de deuda en la zona euro y, concretamente, el inicio de la crisis fiscal en España, el sector público tan sólo ha logrado reducir el déficit en 25.800 millones de euros, apenas un 22%. Es decir, el déficit ha bajado del 11,2% en 2009 al 8,5% en 2011, apenas 1,3 puntos porcentuales por ejercicio.
¿Problema? De continuar esta senda, España tardaría otros cuatro años en situar el déficit en el 3% del PIB, el límite máximo que exige el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. Dicho de otro modo, al actual ritmo, el déficit del 3% se alcanzaría en 2015 y no en 2013, tal y como se ha comprometido el Gobierno con Bruselas.
Además, la mayor parte de la limitada reducción del déficit se concentró en 2010, siendo el ajuste muy inferior el pasado año. En concreto, el sector público logró reducir el déficit en unos 19.000 millones de euros en 2010, un 16% menos respecto a 2009, tras situarlo en el 9,3% del PIB; por el contrario, la brecha fiscal apenas cayó un 7% interanual el pasado ejercicio (6.822 menos de déficit), hasta situarlo en el 8,5%. Y ello, pese a que la economía nacional creció de forma moderada el pasado año.
Pero aún más relevante resulta comparar la evolución de las cuentas públicas desde 2007, justo antes del estallido de la crisis económica, en el momento álgido de la burbuja inmobiliaria. Y ello, para comprobar si, efectivamente, ha existido o no la tan manida austeridad pública. Fue entonces cuando las arcas de las distintas administraciones se llenaban por arte de magia, sin necesidad de subir impuestos, gracias a un crecimiento que, tal y como han demostrado estos años de crisis, era en gran medida artificial. El sector público registró durante dicho ejercicio un superávit del 1,9% del PIB (20.255 millones de euros).
¿Y qué ha pasado desde entonces? Los ingresos fiscales han caído un 13% (56.124 millones menos) mientras que el gasto público, lejos de disminuir, ha aumentado un 13,4%. Es decir, los políticos gastan ahora casi 55.500 millones de euros más que durante el momento máximo de la burbuja inmobiliaria, pese a la caída de la recaudación fiscal. La brecha (diferencia) entre el superávit de 2007 y el déficit de 2011 asciende a casi 112.000 millones de euros, o sea, el deterioro de las cuentas públicas se ha disparado un 550% en apenas cuatro ejercicios presupuestarios, algo inédito.
Aún más preocupante resulta observar el deterioro de las cuentas públicas en lo que va de año. Así, hasta el pasado febrero, el déficit del Estado (Gobierno central) sube hasta rozar el 2% del PIB, casi la mitad del agujero que prevé registrar el Ejecutivo en todo el ejercicio. El déficit estatal acumulado hasta febrero aumenta casi un 50% respecto al mismo período de 2011. En los dos primeros meses del año, el Estado ha gastado un 226% más de lo que ha ingresado mediante impuestos.