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Rajoy pide a Bruselas que adapte la regla del déficit "a las nuevas realidades"

Voces del PPE aseguran que no se podrá cumplir el 3% en 2013. El presidente, a su estilo, advierte: hay que adecuarse a las nuevas "realidades".

Mariano Rajoy volvió a defender un sitio privilegiado para España en la Unión Europea. “No va a ser mero testigo”, sino que tiene “voz e influencia” en el proyecto comunitario. Y, en este contexto, volvió a tomar la delantera al reclamar a Bruselas que atienda a las nuevas “realidades económicas”. Lo hizo a la vez que trufaba su intervención de mensajes asegurando, con vehemencia, que España cumplirá con sus compromisos pero, qué duda cabe, que abría el debate en un estudiado escenario.

Desde hace semanas, el Gobierno insiste en la idea de que solo con ajustes no se saldrá de la crisis. Que Rajoy es fiel defensor de que no se puede gastar más de lo que se ingresa, pero que también son necesarias políticas de creación de empleo. Ahí está la famosa carta de los trece en la que países como Reino Unido, Italia o España exigen a Bruselas medidas a favor, por ejemplo, de eliminar las barreras invisibles que aún existen para el comercio.

El debate surgió con fuerza en el seno de la cumbre del PP europeo, que se celebra en Palma de Mallorca. Y, desde el principio, se llevó al marco del objetivo del déficit público. Eurodiputados españoles, pero también de otros tantos países, no solo dieron por hecho que Rajoy recibirá el plácet del Consejo Europeo a su nuevo límite, del 5,8%, sino que fueron un paso más allá. “Cada uno interpreta su papel. Este es un juego”, expuso un veterano de la corte comunitaria.

Fuentes de la delegación española advirtieron sobre lo que viene en los próximos meses. Por un lado, Francia afronta unas elecciones en las que puede caer el “caballero andante” de Angela Merkel, en referencia a Nicolás Sarkozy. Por otro, un puñado importante de países empieza a dar síntomas evidentes de que también tendrán que modificar sus techos de déficit. Así las cosas, aseguran, en Bruselas “ya es un debate abierto” que no se podrá alcanzar la regla de oro del 3% en 2013 y que será la propia UE la que modificará esta cifra una vez llegue el momento.

Evidentemente, Rajoy no llegó a tanto. Pero empuja, a su estilo. Entiende que tiene la fortaleza de hacerlo, dado que es uno de los pocos líderes europeos con cuatro años de Gobierno por delante y una batería de reformas, en menos de cien días en el poder, como carta de presentación. No se anduvo por las ramas: “La UE debe estar atenta a las nuevas realidades si quiere que los esfuerzos y reformas sean realmente efectivas”, fueron sus palabras textuales.

Junto a esta percepción, también la de que “tenemos una voluntad inequívoca de equilibrar las cuentas públicas en el calendario marcado”. Pero, nuevamente, destacó que “desde el realismo”. Le hacía la cama el presidente del Grupo del PPE, el francés - muy amigo de Merkel- Joseph Daul, que denunció la herencia recibida para poner en valor el paquete de reformas de Rajoy: “El anterior Gobierno mintió. Presentó cifras falsas”.

Por si quedaba alguna duda, el presidente sacó pecho de su nueva cifra de déficit público: “Han sido muchos, muchos, los excesos y desequilibrios acumulados”, justificó. Pero aún fue más allá, dejando claro que la cifra del 4,4% ya no forma parte de sus cálculos: “No hemos caído en errores pasados como es confundir los deseos con la realidad. El realismo y la sensatez han de guiar al gobierno responsable”, afirmó.

Llegar al 5,8% supone reducir “bastante más” de 3,5 puntos, en voz de Rajoy, que recordó que “no hay país de la UE que haya hecho esfuerzo semejante”. Y, una vez más, volvió a reivindicar la soberanía nacional: “Vamos a cumplir con los españoles, que nos han dado su confianza, y, en segundo lugar, con nuestros socios europeos para aportar valor a nuestro proyecto común”.

Escuchándole, en una sala repleta, cargos del PP de casi todos los países de la Unión, destacando el comisario de Mercado Interior y Servicios, Michael Barnier, que en una mesa redonda había defendido su política sobre pequeñas y medianas empresas. Finalmente pinchó el vicepresidente de la Comisión, Antonio Tajani.

“España ha vuelto a la senda reformista de la que nunca debió de haber salido, y lo ha hecho para quedarse. Estará en la toma de decisiones”, sentenció, de nuevo en un mensaje muy medido y del que su equipo ya había avanzado que tenía “miga”. Un contenido con doble mensaje: petición de un debate real, siempre apuntalando la idea de que España cumplirá.

Tras su intervención, Rajoy despachó unos minutos con los enviados comunitarios, aquellos que en círculos privados dan por hecho que Bruselas acabará abriendo el debate sobre el déficit público una vez vea que no solo España aprieta. Incluso con el aparentemente sagrado 3%. No se hará público porque “es parte del juego”, como cuando parecía que Rajoy lanzaba un órdago a la UE con el 5,8% cuando previamente ya había sido negociado.

“Me consta que el PPE está animando a Bruselas en la buena dirección, creación de empleo. España se ha sumado a esos esfuerzos”, concluyó Rajoy. Un partido que engloba a la casi totalidad de países con peso en el contexto comunitario a la espera de lo que pase con Francia, algo que también preocupa, y mucho.

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