La elevación del objetivo de déficit del Gobierno hasta el 5,8% del PIB en 2012, frente al 4,4% que exigía Bruselas ha sido argumentado por el Gobierno sobre la base de que un gran ajuste fiscal provocaría un "crack nacional" de nefastas consecuencias económicas. Extraña que en el PP no pensaran en nada similar cuando aprobaron la mayor subida fiscal de los últimos tiempos.
Sin embargo, diversas investigaciones -algunas realizadas por el propio BCE, el Banco Mundial o académicos de la Universidad de Harvard- apuntarían a que un importante ajuste fiscal por la vía de la reducción del gasto público no tendría por qué ser contraproducente para el crecimiento económico -sino todo lo contrario-, cosa que sí lo sería el mantener un sobredimensionado Estado, como el que actualmente tenemos en España. Por tanto, si de lo que se trata es de ofrecer una imagen seria al exterior, también sería aconsejable tener en consideración las opiniones de sus instituciones más influyentes.
Banco Central Europeo
Así, en un reciente informe del BCE, la autoridad monetaria realizó un análisis empírico sobre los efectos en el crecimiento económico del tamaño del estado o la calidad de las instituciones. Utilizó para ello los datos de 108 países durante los años comprendidos entre 1970 y 2008.
Las conclusiones de este trabajo destacan la existencia de un importante efecto negativo del tamaño del estado sobre el crecimiento. De la muestra analizada durante los años de referencia, el informe explica cómo el gasto público ha sido consistentemente perjudicial sobre el crecimiento económico, independientemente del país considerado -ya sea OCDE o país emergente-. Respecto a los países de la UE, el estudio concluye que una disciplinada política fiscal eminentemente orientada a reducir y limitar el gasto público mejora el crecimiento del PIB.
Banco Mundial
El Banco Mundial, por su parte, publicó a principios de este año un trabajo en el que, en su capítulo 7, se analiza la correlación entre el crecimiento económico y el tamaño del estado. Primero, los autores afirman que -como se intuye- es en Europa donde mayores niveles de gasto público se dan -especialmente gastos sociales-. En concreto, el gasto público es un 10% del PIB superior a los niveles medios del resto del mundo. Y en este ámbito destacan, especialmente, los países de la Europa occidental y, especialmente, los del sur de Europa.
Otra conclusión a la que se llega es que un mayor tamaño del estado perjudica el crecimiento económico. Hecho que se da especialmente en Europa donde, de acuerdo con los resultados obtenidos para el período comprendido entre 1995 y 2010, el crecimiento en promedio de los países disminuiría fuertemente conforme aumenta el tamaño del estado.
Harvard: reducir el gasto público mejora la economía
Aunque hay literatura econométrica para todos los gustos, destaca un muy influyente trabajo dirigido por el profesor de la Universidad de Harvard Alberto Alesina -en el que, en parte se han basado, entre otros, el propio informe del Banco Mundial o el Fondo Monetaria Internacional-.
El estudio de este profesor se centra en examinar los episodios en los que se ha producido un cambio importante en la política fiscal de los países, ya sean políticas fiscales de estímulo o de ajuste. En concreto, se analizan 107 grandes ajustes fiscales que tuvieron lugar en 21 países de la OCDE entre 1970 y 2007.
Los autores del trabajo alcanzaron resultados "sorprendentes" dado que, durante casi 40 años, los ajustes que estuvieron acompañados de un crecimiento económico estuvieron basados mayoritariamente en reducciones del gasto público. Por el contrario, los ajustes fiscales que se basaron en incrementar impuestos -como el aplicado por Rajoy-, fueron los que condujeron a deprimir la actividad económica.
En el muy ilustrativo gráfico de abajo se muestra el porcentaje de incrementos y disminuciones del déficit estructural con incrementos y disminuciones de los gastos e ingresos públicos.
Nota: Los valores positivos indican que se logra reducir el déficit con disminuciones del gasto público o aumento de los ingresos públicos (que pueden provenir no sólo por subir impuestos sino por ampliar las bases imponibles gracias a un aumento de la actividad económica). Las columnas en negro son los ajustes expansivos -los ajustes que han ido acompañados de un crecimiento económico- y en blanco los que fueron recesivos.
Por ejemplo, se ve claramente la positiva contribución de la reducción del gasto público estructural al saneamiento de las cuentas públicas mientras que se disfruta de un crecimiento económico (primera columna, de izquierda a derecha). O cómo las reducciones del déficit a través de mayor recaudación se hacen acompañadas de una contracción económica (cuarta columna, de izquierda a derecha).
Esta última característica es especialmente aplicable a la recaudación a través de los impuestos sobre la renta -la subida fiscal de Rajoy- en donde vemos cómo cuando se reduce el déficit a través de esta exacción fiscal se hace en un entorno recesivo.
El ejemplo de Canadá
En los noventa, Canadá se enfrentó muy debilitada a la crisis económica de entonces. Grandes déficits y deuda pública. La respuesta de este país fue reducir realmente el gasto público de modo que en 1996 gastó un 5% menos que en 1994. Todo lo contrario al objetivo de los países europeos -como Reino Unido o la propia España-, que parece que lo que pretenden no es reducir el gasto público sino frenar, algo, su continuo crecimiento. Los resultados para Canadá fueron más crecimiento económico, futuras rebajas fiscales y la consecución de un superávit presupuestario en tres años.