A puerta cerrada, sin cámaras e -incluso- sin responsables de prensa, Fátima Báñez explicó con la crudeza que empieza a caracterizar al Gobierno cómo se encuentran las cosas a sus homólogos en las comunidades gobernadas por el PP, que son la inmensa mayoría. El encuentro se produjo en la segunda planta de la sede nacional, y contó con María Dolores de Cospedal como invitada.
La ministra de Empleo dio su particular "tirón de orejas" a los consejeros populares. De hecho, les reclamó que sumen esfuerzos en la búsqueda de empleo, una vez se da por descontado que la reforma laboral no será efectiva -en este sentido- a corto plazo. "Es la gran prioridad, el compromiso de todos", aseguró Báñez, según las fuentes consultadas.
Un consejero admite que "la jefa" no se anduvo por las ramas, e insistió en que los Gobiernos autonómicos tienen que hacer "más y más rápido". Capítulo especial le dedicó a la coordinación y colaboración -siempre en el marco de las políticas de empleo- entre administraciones. El objetivo, indicó en la reunión, es "ser más eficaces" y, para ello, no pueden darse trabas entre el Ejecutivo central y los regionales.
La letra de la canción es conocida, pero Báñez volvió a tararearla ante los suyos: "El resto es incorporar al mercado de trabajo a parados, jóvenes y colectivos con los mayores problemas de inserción", puntos todos estos en los que trabaja la reforma, según defendió. Y de ahí que pidió a los consejeros a que patrocinen el plan Rajoy contra la crisis, frente a los ataques políticos del PSOE.
Ya en rueda de prensa, la secretaria general insistió en que la reforma laboral busca que "el despido sea la última opción" para el empresario. De hecho, afirmó, apuesta por el empleo estable y de calidad, fomenta la contratación, hace un mercado laboral más flexible y sitúa el despido como último recurso. "Persigue parar la sangría de destrucción de empleo, servir como dique de contención a la pérdida de puestos de trabajo e incentivar la contratación", añadió.