Mariano Rajoy se ganó en Londres el protagonismo de quien se lleva bien con todo el mundo. Conocido es -y así se ha encargado de escenificarlo en constantes ocasiones- que su alineación con Francia y, principalmente, con Alemania es total en cuestiones económicas, hasta el punto de que se han convertido en ejemplo de recuperación y crecimiento para el presidente. Por eso, en la víspera de su primera visita a Reino Unido, sorprendió que rubricara una carta abanderada por David Cameron -junto con otros diez países- para reclamar a la Unión Europea medidas para crecer.
De inmediato, en la City londinense se ofreció la lectura de un eje británico-español (en el que también hay que incluir a Italia) frente a Angela Merkel y Nicolás Sarkozy. “Tenemos relaciones bilaterales muy sólidas”, defendieron ambos líderes, tras mantener un almuerzo de trabajo en el décimo de Downing Street. La misiva “pide acción” para “conseguir crecimiento”, defendió Cameron, ya en la comparecencia conjunta.
Precisamente, la situación de crisis de la Eurozona y su futuro tras el acuerdo alcanzado con Grecia marcaron la cita. Rajoy solo forzó otro punto externo, el de Gibraltar, para constatar diferencias insalvables. Así pues, el presidente español utilizó la intención común de “crecer y crear empleo” para defender sus cuatro líneas básicas de acción: disciplina presupuestaria, austeridad, reformas (como la laboral y la financiera) y medidas de tipo monetario en el conjunto de la Unión. Y en este marco incluyó su rúbrica de la misiva, que defendió porque “hay muchas cosas pendientes” y, además de las buenas palabras, hay que pasar “a la acción”.
Por ello, porque la carta “es buena y estaba muy bien”, Rajoy puso la cara por ella, pese a las reservas oídas en Berlín y Roma. Se apuesta por “la construcción de Europa, por reformas, por un buen impulso”, defendió. Ahora bien, el jefe del Ejecutivo quiso dejar claro que no es una propuesta contra nadie: “No hay ningún frente”, se reafirmó. Al contrario, “estoy a favor de España, de Reino Unido, de la zona euro. De resolver los problemas a la gente, de crear empleo”.
“Cuanto más se incorporen, mejor”, añadió Cameron, rematando la faena de su homólogo español. Su número dos, Nick Clegg, dio más pasos para ofrecer una imagen de unidad en clave económica, al elogiar -en otro encuentro posterior- la bravura de las reformas: “Estoy impresionado” por el ritmo, le dijo al presidente.
El importante Proyecto Crossrail
Además, y como guinda del pastel, el viaje de Rajoy a Londres incluyó la visita a las instalaciones del denominado Proyecto Crossrail, un nuevo tren de cercanías que cruzará literalmente Londres de Este a Oeste. La miga del asunto viene por los grandes beneficios para España, habida cuenta de que ACS -a través de Dragados- y Ferrovial participan en una operación de más de 18.000 millones de euros. Y de ahí que, en la delegación española, también estuviera los empresarios Baldomero Falcones y Rafael del Pino.
Así pues, el primer encuentro bilateral formal se salda con nota, al menos en lo económico. Con la percepción cada vez más generalizada de que los grandes de Europa buscan la fotografía con Rajoy, y la notoriedad siempre es buena. Ahora bien, el equipo del presidente -que volvió a ser reducido, formado únicamente por Carmen Martínez Castro, Álvaro Nadal, Jorge Toledo e Idelfonso Castro- también quiso insistir en que esto no supone un distanciamiento con Merkozy.