Sin ser economista, hay ciertos puntos oscuros en la línea de razonamiento de A. Recarte que no alcanzo a dilucidar. Las empresas existen porque venden productos y/o servicios, cuanto más consigue vender una empresa en sana competencia, obviamente tanto más que crece. Y obviamente ha de vender sus productos a una clientela. Si a corto plazo como dice, habrá más despidos al ser más sencillo despedir, deduzco que se producirá un aumento significativo del número de personas con ingresos reducidos. Da la casualidad que todas esas personas sería clientela potencial. Si dicha clientela carece del capital suficiente para poder adquirir todos esos productos, cómo se supone que la empresa va a reflotar o subsistir? Incluso aquellas personas con la suerte de tener un empleo con ingresos más o menos constantes, dada la incertidumbre en sus propios empleos, se guardarán bien de meterse en gastos a largo plazo, como por ejemplo la adquisición de vehículos y productos similares. ¿No entramos en un terrible círculo vicioso? ¿En qué preciso momento se produciría dicho rebote 'mágico'? ¿En virtud de qué misterioso mecanismo? ¿Alguien puede darme una explicación macroeconómica pausible?
Por otro lado A. Recorte hace mención 'al fin del ajuste'. ¿Qué significaría eso? ¿Un día determinado el ajuste aplicado termina y de la noche a la mañana los despidos vuelven a tener 45 días de indemnización, la jubilación vuelve a ser a los 65 y todo vuelve a ser como antes? ¿Como antes de qué?.
Sinceramente, no he comprendido nada de esta entrevista.
Creo que el juicio del Sr. Recarte, en esta ocasión, es moderado y esperanzador.
Ve muy próximo el comienzo de crear empleo y una de sus razones es que se intenta mantener las empresas pues si estas desaparecen se van eliminando las fuentes de empleo.
La bajada de impuestos llegarán inmediatamente que esté limpio y seguro el panorama y por eso estas medidas de urgencia se han propuesto para dos años.
El Gobierno está siendo muy realista, pero a la oposición no le interesa ni le agrada que se pongan las bases necesarias que han sido destruidas por ellos, y ahora exigen con despreciada demagogia la varita mágica.
Hambre, sudor y lágrimas no los quiere nadie, pero de ello quieren sacar rédito los que derrumbaron el edificio, los que provocaron el incendio y ahora dicen como usar la manguera, pero no de agua sino de más gasolina.
El socialismo marxista es el pirómano. No quieren que las cosas se arreglen, quieren otra hecatombe para ofrecerse ellos como salvación y asi laminar a España por tercera vez.
No creo que Recarte haya dicho literalmente esto, porque el rebote del empleo pasa precisamente por que las empresas cierren. Si un negocio ya no es rentable lo que hay que hacer es cerrarlo e invertir en otros negocios que sí sean rentables. El mundo cambia vertiginosamente y es necesario adaptarse a ese cambio. Por eso estamos en crisis, porque no hemos sido capaces de adaptarnos al cambio. Hay que dejar de tirar el dinero en negocios que no son rentables y tener un mercado laboral mucho más dinámico y flexible.
El señor Recarte se ha estrujado las meninges para llegar a esa conclusión.
Yo tengo otra fórmula para el rebote del empleo: bajada de impuestos.
¿Tiene De Guindos bien hecho el diagnóstico?. Ya en la campaña se vió que ni el PP ni el PSOE tenían bien diagnosticada la situación económica. Sabían, sí, que España, compartiendo los mismos o parecidos problemas económicos que otros países socios de la UE, tiene sin embargo una tasa de paro al menos dos veces más elevada que la media comunitaria. Debe pues existir algún problema específicamente español que explique esta grave divergencia. Pero ni el PP ni el PSOE lo han explicado. El origen remoto del problema español se encuentra en la tradicional situación deficitaria del comercio exterior, muy agravada por la revaluación de la moneda que supuso "de facto" la negociación en 1985 para acceder a las Comunidades Europeas, una revaluación perniciosa que incomprensiblemente pasó y sigue pasando desapercibida al PP, al PSOE, CEOE, sindicatos y Círculo de Empresarios. Además de controlar el déficit público, De Guindos propone "reformas estructurales", entre las que van la laboral y la del sector financiero. Pero no dice nada de la gravísima situación del sector exterior. En el año 2007 el déficit comercial había alcanzado en España 100.000 millones de euros (9,5% del PIB; 274 millones diariamente). Las reformas que se proponen podrán mejorar la situación de las finanzas públicas, pero es poco probable que provoquen un crecimiento económico suficiente para crear empleo si previamente no se corrige la desincentivación inversora de los empresarios españoles creada por razón de la citada revaluación de 1985. Dice Juan Velarde: "...hemos dejado a un lado toda tentación proteccionista. Pero hacerlo, sin ser competitivos, ¿no conduce en derechura a una crisis?" (Opinión, Libertad Digital, 16 dic. 2011)
Ver “ESPAÑA, una economía asfixiada” http://www.lebrelblanco.com/articulos