Un grupo de expertos nombrados por el Gobierno francés para elaborar escenarios energéticos para 2050 apuesta por prolongar la vida de los reactores nucleares en servicio más allá de los 40 años, como ha prometido el presidente, Nicolas Sarkozy, contra las propuestas socialistas.
La comisión de expertos, en su informe presentado este lunes, considera que alargar la actividad de los 58 reactores en servicio en Francia, si cumplen las condiciones que establece la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN), es la mejor opción para evitar fuertes subidas del precio de la electricidad.
Los expertos, entre los que figura en particular el antiguo director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) Claude Mandil, subrayan que las actuales centrales nucleares pueden seguir produciendo 10 o 20 años, una vez que cumplan los 40 para las que fueron concebidas inicialmente, y que lo contrario significaría "una pérdida de valor".
Según el Gobierno conservador, teniendo en cuenta que habría que sustituir esos reactores por otras fuentes de generación de electricidad, el costo sería superior a los 100.000 millones de euros, y podría incluso duplicar esa cantidad. La comisión estima que habría que construir "un pequeño número" de reactores atómicos de nueva generación EPR para compensar el futuro cierre de las centrales más antiguas y "preparar el futuro, junto al desarrollo de las energías renovables, con el desarrollo de la cuarta generación" de nucleares.
El ministro de Industria, Éric Besson, que participó en la presentación a la prensa de este informe, se esforzó en aprovechar este documento de expertos que había encargado para criticar las promesas del candidato socialista a las presidenciales, François Hollande, que pretende reducir el peso de la electricidad nuclear del 75% actual al 50% en el horizonte de 2025. Ese punto del programa de Hollande, que pasa por cerrar las centrales conforme lleguen a los 40 años de vida, fue objeto de una intervención la semana pasada de su principal rival, Sarkozy, que prometió mantener en actividad la central más antigua en funcionamiento, la de Fessenheim (desde 1977).
Besson, que estimó que la propuesta socialista encarecería la electricidad en Francia del 30 al 40%, señaló que el jefe del Estado decidió la semana pasada no sólo alargar la vida de los reactores atómicos si reciben el visto bueno de la ASN, sino desarrollar una gama de tres nuevos tipos de reactores. Se trata del EPR, que se construye en Finlandia y en la costa de Normandía, de unos 1.500 megavatios de potencia, otro de unos 1.000 megavatios (Atmea) que se desarrolla conjuntamente con Japón, y un tercero de 300-400 megavatios.
Los expertos, cuya selección fue muy criticada por las organizaciones ecologistas por su supuesta parcialidad pro-nuclear, en su informe advierten de que "el desarrollo de la energía eólica y también de la fotovoltaica más allá de 2020 plantea un problema de intermitencia que no hay que subestimar".