Los sindicatos de izquierdas, CCOO y UGT, insisten en el mensaje que trasladaron este sábado en la rueda de prensa ofrecida para valorar la reforma laboral que entra este domingo en vigor tras su publicación en el BOE el sábado.
En una entrevista en la cadena SER, el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, ha afirmado que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, "tiene en su mano" evitar una huelga general en el proceso de tramitación de la reforma. Ha repetido que espera que la reunión a la que les ha convocado el lunes la ministra de Empleo, Fátima Báñez, sea para decir que se abre un proceso de negociación.
Ambos líderes sindicales señalaron que la reforma llevará a los 6 millones de parados y avanzaron que no descartan recurrir a los tribunales eventuales aspectos de inconstitucionalidad o discriminación de la reforma laboral.
También han hablado de la posibilidad de convocar una huelga general, pero siguen sin atreverse a convocarla y sus declaraciones destilan cierto temor a no tener el apoyo de la ciudadanía. Dice Toxo que "cabe la posibilidad de mejoras pero si se buscan otras alianzas para endurecerlas será la ciudadanía la que marque el camino".
Ambos líderes sindicales avanzaron que no descartan recurrir a los tribunales eventuales aspectos de inconstitucionalidad o discriminación de la reforma laboral. No obstante, lo primero es una tarea de divulgación sobre el contenido y el impacto de una normativa que acaba con los derechos de los trabajadores, así como "palpar" el estado de ánimo de la ciudadanía antes de plantear nuevas acciones.
Precisamente este domingo el diario El País hace una aproximación a ese estado de ánimo de la ciudadanía a través de una encuesta de Metroscopia. Llama poderosamente la atención el abultado resultado a la pregunta sobre los convenios colectivos. Tres de cada cuatro encuestados aprobaría prescindir de los convenios colectivos para poder negociar directamente con la empresa sus condiciones laborales. Un resultado que reflejaría una fuerte desafección con los sindicatos mayoritarios de izquierdas, cuyo monopolio es precisamente la negociación de los convenios colectivos y sectoriales.
Méndez critica la actitud del Gobierno con una reforma con la que se ha "desentendido" del principal problema del país, que es el paro, y que obliga a la sociedad a dar un "triple salto mortal" en sus condiciones laborales. A su juicio, la reforma impone como única vía para afrontar la crisis el despido "en un país donde muchos empresarios tienen una atracción irresistible al despido, como las polillas a la luz".
Los sindicatos han anunciado que el próximo 19 de febrero van a hacer movilizaciones para que las calles de España sean un clamor contra la reforma laboral.
Visto bueno de la CEOE
Una valoración muy diferente hace el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que apunta que la reforma laboral permite "clarificar" las causas objetivas de despido para avanzar hacia que el despido improcedente quede como "una anomalía, algo residual".
En una entrevista en el diario El País, el presidente de la patronal afirma que la reforma es positiva, va en línea con los cambios que se han hecho en Europa e "introduce flexibilidad y estructura un mercado laboral que era tremendamente rígido".
"Nos deja lejos del radicalismo aplicado en Portugal y nos acerca a Alemania. Completa los pasos dados en 2010 y 2011 por el Gobierno de Zapatero", apunta. Rosell reconoce que es una "reforma importante" pero niega que sea la de la patronal y reclama mayor flexibilidad.
"No es lo que hubiera hecho yo; pero lo hecho es importante. No podemos pedir que se pase de primera a quinta velocidad de una vez", afirma. No obstante, Rosell rechaza que la obsesión del empresario sea despedir sino que lo que buscan es contratar. Para el presidente de la patronal, se ha alcanzado "una fórmula intermedia" que deja a los agentes sociales un espacio muy grande para negociar y ante la que no ve "motivos suficientes" para la huelga.