El Gobierno no está dispuesto a modificar su calendario de aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, aunque esto no quiere decir que no esté trabajando desde hace semanas en su redacción. Más bien al contrario, los diferentes Ministerios se ocupan ya en lo que un alto cargo ha denominado “el tijeretazo”.
Oficialmente, Mariano Rajoy ha repetido de forma machacona que no puede dar el visto bueno a las cuentas públicas hasta que la Comisión Europea no presente sus previsiones para este año, y que serán modificadas para pronosticar una recesión para España en el presente 2012. Una vez este mazazo sea público, el Ejecutivo presentará su nuevo cuadro macroeconómico, que a día de hoy -el elaborado por José Luis Rodríguez Zapatero- augura un crecimiento del 2,3%.
Hechos todos estos trámites, el presidente no pondrá encima de la mesa del Consejo de Ministros el boceto de Presupuestos hasta finales de marzo, dejando pasar así las elecciones andaluzas y asturianas; otro de los elementos clave para entender esta operación, a pesar de que tal extremo no se confirme.
Tres meses de elaboración donde habitualmente es medio año, se justificó, este mismo miércoles, el jefe del Gobierno. Sin embargo, de puertas para adentro, fuentes solventes admiten que el Ejecutivo se afana en elaborar las cuentas con una ficha económica “fiable”, que no es otra que la que aporta tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco de España, que ya han pronosticado recesión.
Además, el Gobierno parte de la base de que el techo de déficit público será finalmente modificado -a la espera de la reunión del Ecofín sigue en el 4,4%-, una vez en las previsiones económicas de Bruselas se tendrá la cifra real, del 8%, dos puntos por encima de la aportada por Zapatero.
Lo que hace a día de hoy el Gobierno es trabajar en la sombra en unas cuentas “muy avanzadas”. Según las fuentes consultadas, la orden del presidente en un reciente Consejo fue taxativa: “Ahorrar hasta quedar en lo imprescindible”, en voz de un ministro. Un “tijeretazo” que afectará a todas las carteras, aunque algunas, como la de Fomento, se verán especialmente perjudicadas.
“No hay país europeo que necesite previsiones de Bruselas para dar sus cuentas, a no ser que el país esté intervenido”, destacó, en el Senado, el poderoso Cristóbal Montoro. Al hilo, desde Moncloa ya advierten que, pese a la modificación del déficit, el tajo será “aún más importante” que el de los 15.000 millones de euros, que incluyó la impopular subida impositiva. “No se descarta nada, aunque no se diga”, y de ahí que Rajoy volviera a enfundarse en el traje del vocero de las malas noticias en su estreno en el Congreso. "Este año va a ser malo y hay que decírselo a los españoles, no como ustedes que hablaban de brotes verdes", afirmó dirigiéndose al Grupo Socialista.