El Banco Central Europeo (BCE) ha cedido a la presión y acepta participar en el segundo rescate de Grecia, lo que permite reducir la carga de la deuda helena y allana el camino para finalizar el segundo plan de ayuda de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), según informa el diario Wall Street Journal.
La autoridad monetaria tiene en su balance alrededor de 50.000 millones de euros de bonos griegos que compró desde mayo de 2010 en un intento fallido por estabilizar la deuda helena, pero los adquirió a precio de mercado, con fuertes descuentos respecto a su valor nominal.
Ahora, el BCE está dispuesto a canjear estos bonos griegos por otros del fondo de rescate de la UE. A diferencia de los acreedores privados, el órgano presidido por Mario Draghi no asumiría ninguna pérdida, pero sí renunciaría a los potenciales beneficios de mantenerlos hasta su vencimiento.
A su vez, el fondo de rescate revendería los bonos a Grecia al mismo precio que pagó al BCE. Esta concesión del BCE podría reducir la deuda helena en 11.000 millones de euros, según el WSJ, lo que ayudaría a cubrir la brecha detectada en el segundo rescate a Atenas que preparan la UE y el FMI.
Este segundo plan de ayuda asciende a 130.000 millones de euros y se suma a los 100.000 millones que la banca está dispuesta a perdonar a Grecia (la mitad de la deuda en manos privadas). El empeoramiento de la situación económica ha provocado que el coste de reducir la deuda griega del 160% actual al 120% del PIB en 2020 -el objetivo pactado por los líderes europeos- aumente entre 10.000 y 15.000 millones adicionales, que se podrían cubrir con la contribución del BCE.