España registró en 2011 una cifra récord de 5.273.600 desempleados y una tasa de paro del 22,85%, la más alta desde el primer trimestre de 1995 (23,49%), según la última Encuesta de Población Activa (EPA), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El mercado nacional acaba de cerrar su primer lustro perdido en materia laboral. España lleva cinco años consecutivos perdiendo empleo y, por tanto, acumulando un volumen creciente de personas en las listas del antiguo Inem. Desde finales de 2006, el número de parados se ha disparado en 3.463.000; han desaparecido algo más de 2.193.000 puestos de trabajo; y los hogares con todos sus miembros activos sin trabajo ha aumentado en 1.180.100, hasta un total de 1,57 millones. Como resultado, el paro se ha multiplicado casi por tres y la cifra de ocupados se ha desplomado más de un 12%.
Lo peor, sin embargo, es que la crisis aún no ha tocado fondo. España está a punto de entrar nuevamente en recesión económica (dos trimestres consecutivos de caída del PIB), de forma que el presente ejercicio amenaza con seguir incrementando la cifra de desempleados. El Banco de España (BdE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) estiman que la contracción oscilará entre el 1,5% y el 1,7% en 2012, según sus últimas previsiones. Pese a ello, ambos organismos no descartan, incluso, una caída mayor del PIB en caso de que empeore la crisis de deuda europea. En concreto, sus previsiones más pesimistas arrojan un descenso de la actividad económica de entre el 2% y algo más del 3%.
En este sentido, las cifras de destrucción de empleo del último trimestre de 2011 no llaman al optimismo: la pérdida de puestos de trabajo avanzó a un ritmo interanual del 3,3% (600.600 personas) y del 1,92% (348.700 personas) en comparación con el trimestre precedente. Así pues, se sitúa como el sexto peor trimestre de la historia de la democracia en cuanto a destrucción de empleo, tan sólo superado en esta crisis por el último trimestre de 2008 y el primero de 2009, en plena tormenta financiera internacional tras la quiebra de Lehman Brothers.
Los peores trimestres de destrucción laboral
Por el momento, España acumula ya 17 trimestres (51 meses) de destrucción de empleo desde el nivel máximo de ocupación, registrado en el tercer trimestre de 2007 (20.510.600). En la actualidad, esta cifra se reduce a 17,8 millones, 2,7 millones de puestos de trabajo menos (un desplome del 13,1%). Tal y como muestra el siguiente gráfico, España está registrando el ritmo de destrucción laboral más rápido de su historia reciente, y corre el riesgo de convertirse en el más intenso y duro desde la posguerra.
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Por el momento, ya ha superado de lejos el registro alcanzado en la anterior crisis de principios de los años 90 y amenaza con superar el desplome sufrido a mediados de los 70, en plena crisis internacional del petróleo. "Lo que ha sucedido en estos 51 meses es la más rápida, y está a punto de ser la mayor, pérdida de empleo de la democracia (y por tanto desde la posguerra)", alerta el economista Luis Garicano, miembro de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
En la recesión que empezó en 1976 se tardaron 35 trimestres (105 meses) en alcanzar el nivel mínimo de empleo, acumulando así una caída del 14,3% respecto al nivel máximo de ocupación; en la recesión que comenzó en 1991 la destrucción de empleo terminó tras 10 trimestres, alcanzando el 7,9%; en la actual crisis, la destrucción laboral acumula un desplome del 13,1% en 17 trimestres, un ritmo inédito.
Y el problema es que la llegada de la recesión en 2012 augura una mayor pérdida de empleos. Además, cabe tener en cuenta que en España la ocupación suele caer por encima del PIB. Es decir, de cumplirse el escenario base del BdE y el FMI, habrá que sumar entre 2 y 3 puntos adicionales de destrucción laboral -entre 500.000 y 600.000 parados más-, aproximándose así a los 6 millones de desempleados, lo que equivale a una tasa de paro superior al 25% en 2012.