Mariano Rajoy aterrizará en su primer Consejo Europeo como presidente del Gobierno con una agenda propia; con planes made in Spain para ver la luz al final del túnel. Así lo anunció junto a Angela Merkel, su ejemplo a seguir en materia económica. El objetivo de fondo de la administración española es formar parte de la alianza franco-alemana.
El presidente pondrá tres medidas concretas encima de la mesa. La primera, defenderá que los excedentes de los fondos europeos se puedan aplicar a programas destinados a la generación de empleo. "Todos esos recursos pueden ser muy útiles y para nosotros es capital", justificó, en una comparecencia con su homóloga alemana, que le dio el plácet públicamente: "Podría mejorar el empleo juvenil, la educación de los jóvenes y fomentar el empleo".
Como segundo punto, la delegación española reclamará a los socios comunitarios que se establezca una remuneración armonizada en las entidades financieras del conjunto de la Unión que hayan recibido ayudas. Que no excedan de lo que "es justo y responsable".
Y por último, Rajoy también introducirá la necesidad de abrir un debate sobre un sistema de capitalización similar al que se conoce como el modelo austriaco para fomentar la movilidad en el mercado laboral.
El problema del déficit público
Ahora bien, si algo busca el presidente de la cita del día treinta es de modificar el techo del déficit público y adecuarlo al contexto económico español, tras las alarmantes previsiones del FMI y el Banco de España. Actualmente, la Unión Europea reclama a España bajar al 4,4%, pero tal petitoria se hizo cuando la cifra oficial era del 6% (aunque en realidad no era menos del 8). Ésta será la principal arma de Rajoy, aunque su compromiso será el de cumplir sí o sí con lo encomendado por Bruselas.
"Estamos esperando que la Comisión actualice las previsiones de crecimiento. Si estamos ante un cambio económico hay que insistirle -a la UE- que acelere esa actuación", dijo, sin medidas tintas, Cristóbal Montoro, que comparecía en el Congreso. "Estoy seguro de que nadie tiene interés, ni Europa quiere, que hagamos previsiones que no se van a cumplir", se reafirmó el titular de Hacienda, que lo ve "claro".
Este problema "doméstico" –así lo define Moncloa- no fue expuesto por Rajoy a Merkel. "No lo he planteado, nada de eso", zanjó el propio jefe del Gobierno. Lo único que hizo fue reiterar el compromiso al que ya llegó en su encuentro de Marsella, cuando aún no había sido investido: “El Gobierno de España está comprometido. Soy un absoluto convencido de no gastar más de lo que tenemos. Es lo más sensato, lo más razonable”.
No obstante, Merkel sí que le echó un capote y marcó la senda de una negociación que el Ejecutivo espera como agua de mayo: el próximo lunes “se hablará del pacto fiscal”. O, en otras palabras, “vamos a hablar de la reducción del déficit y también de crecimiento y empleo”.
“Haremos un esfuerzo y, como es natural, apoyaremos la regla de oro del próximo lunes -el control fiscal-, entre otras cosas porque ya está en nuestra Constitución”, remató Rajoy, que en la víspera sí que acabó por confirmar que “tendremos que negociar con la Comisión y después con el Consejo”. Ante estos organismos también defenderá el refuerzo del Fondo de Rescate, “y que sea pronto y con mayor dotación”.
"How are you, Angela?"
La de Rajoy fue una visita relámpago, pero no una más de las que está teniendo estos días. La de Berlín estaba señalada en rojo en el calendario, ya que existe predilección no disimulada por la canciller. “How are you, Angela?”, fueron las primeras palabras del gobernante español a la alemana, que le contestó con un “very well”.
Honores militares y breve almuerzo de trabajo, en el que también estuvieron los tres puntales del presidente en Moncloa: su jefe de gabinete, Jorge Moragas; el director de la Oficina Económica, Álvaro Nadal; y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro.
Esfuerzos de consolidación fiscal y reformas estructurales fueron las piezas cardinales de Rajoy en el encuentro sin cámara, y a Merkel le gustó la letra de la música a la espera de objetivos más concretos. “Este va a ser un año duro, difícil. Pero de la misma manera que digo eso, le digo a los españoles que estamos trabajando para el futuro”, defendió el presidente, alineándose en varias ocasiones con “el grueso” de las políticas económicas de la UE.
Como ejemplo de que se dan pasos en la buena dirección, Rajoy volvió a sacar a colación los 15.000 millones de euros -el 1,5% del PIB- ahorrados a base de recortes y de la polémica subida de impuestos, así como los compromisos adquiridos con comunidades autónomas y ayuntamientos. También el acuerdo salarial, alcanzado este mismo miércoles, para los próximos tres años.
A esto, Merkel sólo añadió que “no son pasos fáciles”, pero ve que ve acierto en ellos. “Tengamos una colaboración ventajosa”, propuso, con un Rajoy plenamente a favor: “Hoy hemos hablado de asuntos que nos afectan a los dos países (…) de crecimiento, empleo, también de tratados, y de disciplina presupuestaria”.
Ésta fue la última cita de una semana frenética, con la que concluye un mes en el que Rajoy se ha presentado al mundo. De los grandes, ya sólo queda Barack Obama, con quien se verá en marzo en Chicago, en el marco de la cumbre de la OTAN. Ahora, Rajoy se encerrará en su despacho para preparar su momento ante la UE, a la par que el viernes dará otro paso en la buena dirección: el Consejo de Ministros dará luz verde al anteproyecto de la ley de estabilidad presupuestaria.