Hace diez días la patronal de las entidades financieras de Francia calificaba a la tasa Tobin de "ineficaz y contraproducente" para la economía gala si no se aprueba a nivel global e incluso amenazaba con abandonar el país si el presidente francés continuaba adelante con la idea de una tasa a las transacciones entre bancos.
"Una tasa sobre las transacciones financieras que se aplique sólo en Francia lastraría el crecimiento, conllevaría una pérdida de competitividad y constituiría un serio obstáculo para la financiación del conjunto de la economía francesa", advertía la federación en un comunicado.
Asimismo, sugerían que este impuesto penalizaría la financiación de la economía francesa porque encarecería por naturaleza el coste de las operaciones, en un momento en el que los objetivos de crecimiento económico y creación de empleo requieren actores e instrumentos de financiación eficaces. A este respecto, alertaban de que forzaría a las entidades a trasladar una gran parte de las operaciones que realizan en París a otros centros financieros, al mismo tiempo que impediría la instalación de nuevos actores de financiación de la economía en el país. "Como un regalo a Londres" señalaban entidades francesas y alemanas cuando se referían a la tasa.
Ahora, fuentes del sector han confirmado que el Gobierno de París parece dispuesto a dar marcha atrás en su exigencia de imponer este impuesto. Francia se conformaría ahora con un "impuesto bursátil", más parecido al que el Gobierno británico impone a su sector en la City londinense, según informa el diario Expansión.
Este último solo gravaría acciones y obligaciones tanto públicas como de empresas, mientras el de transacciones exteriores abarcaría también a las divisas y cualquier derivado, titulación, etcétera.