Teoría simplista y de manual, en muchos paises(y pasará en España con la taiwanización social) muchos productos de primera necesidad son muy caros y los sueldos son bajos y no aumentan, Grecia o los paises de la antigua Yugoslavia son un ejemplo(esto ya pasaba antes de la crisis)
"El mercado" apura, y más cuando son productos "de morir al palo", y su precio rara vez desciende aunque los sueldos no crezcan.
“El único determinante a largo plazo de los salarios reales es la productividad” Se trata de una verdad tan evidente que clama al cielo cómo puede de hecho ser pasada por alto.
Si no existiera una inflación generalizada de gestación política, nadie se llamaría a engaño; las inflaciones globales sólo podrían ser el resultado de un empobrecimiento también global. Sin embargo, en un mundo tiranizado por la política, el envilecimiento monetario se ha convertido en eficaz instrumento de expolio al servicio del poder… contra el que los trabajadores sólo pueden defenderse reclamando subidas salariales. Pero, cuidado, reclamar en un libre mercado no es lo mismo que coaccionar mediante mafias sindicales y políticas. En un sistema de libre oferta y demanda, el empresario que pretendiera aprovecharse de la inflación política aumentando ganancias y manteniendo costes sin el correspondiente incremento de productividad, rápidamente se vería despojado de trabajadores por la competencia.
El fondo del artículo es bueno, pero, en mi opinión, contiene un pequeño error de concepto: Las demandas salariales no son causa de inflación sino consecuencia. No pueden provocar en sí mismas espirales inflacionistas, sino en todo caso el cierre de negocios cuando ha habido una caída del PIB o se enfría una economía recalentada. Si cada aumento de salarios provocase un aumento de precios sostenible (eso es la inflación), lo comido por lo servido: no habría ningún problema más allá de temporales pérdidas de poder adquisitivo. Pero el círculo vicioso no puede mantenerse ad infinitum.
El quid de la cuestión es advertir la esencial diferencia entre la inflación política y la natural causada por empobrecimiento o caída de la producción. Para la primera las demandas salariales son el ajuste espontáneo lógico. Para la segunda, son letales. Como los sindicatos no discriminan entre una y otra y disponen de un poder mafioso y coactivo, materializado en la nefasta indexación, que no dudan en emplear en vez de confiar en el libre mercado (si lo hubiera), terminan provocando desempleo masivo.
Exigir moderación salarial (mejor, liberalización) es indispensable en la situación actual. Pero el análisis teórico debe ser algo más ambicioso e incidir en la raíz del problema: los malditos tejemanejes políticos socialdemócratas causantes de la inflación artificial contra la que las demandas salariales son sólo una defensa que se torna en cáncer ante la inflación derivada de una crisis.