Adam Smith dijo que "una mano negra" movía el mercado,es decir, los precios. No sabemos que color tiene, pero sabemos el nombre....Standard & Poor's
El autor o no conoce o no entiende cómo funcionan las agencias.
Para empezar, no se trata de que no exista competencia. Se trata de que no pueden existir 100 agencias de calificación igual de respetadas. No porque no se pueda "permitir" (que se permite), sino porque los usuarios de las calificaciones necesitarían una calificación sobre el calificador para saber si pueden o no confiar en las calificaciones...
Los criterios de análisis son transparentes. Luego para confiar en la calificación hay que conocer los criterios, entenderlos, y eventualmente comprobar si las calificaciones aportan valor. Mucho trabajo para un inversor si hubiese demasiadas agencias, ¿no?
El pago por el emisor no es un incentivo mayor que el que puede tener el pago de la publicidad por el que ofrece un producto. Está claro que puede optar por publicidad engañosa, pero... ¿cuánto tiempo quiere estar en el mercado? Las agencias tienen en su marca su mayor activo. Ese es un contra-incentivo poderoso para evitar la tentación de querer complacer al que paga.
(Nótese que no quiero entrar en el conflicto que tiene la agencia de publicidad... como éstas no avalan sus mensajes publicitarios con su nombre nadie les exige que sean veraces, objetivas, etc... por tanto, no tienen nada que perder si engañan -lo que obviamente dejará muy contento al pagador y muy defraudados a los consumidores.)
Y llegados a este punto, el número (naturalmente, que no legalmente) reducido de agencias de calificación tiene una ventaja. La cuota de mercado de las agencias, y su diversificación en distintos sectores (países, administraciones, corporaciones, bancos, finanzas estructuradas, ...) les permiten dar malas noticias al que paga sabiendo que, al final, ni se juegan tanto, ni pierden nada a largo plazo.
En el caso de países, la razón por la que las calificaciones se mueven despacio es, principalmente, porque los escenarios que se consideran en los análisis incluyen circunstancias hipotéticas que en muchas ocasiones anticipan el deterioro. Adicionalmente, las calificaciones no pretenden ser volátiles; lo que implica necesariamente ciertas inercias -que están contempladas en los referidos escenarios.
Por lo pronto confiar en estos cafres que un día antes de la quiebra de Lehman Brothers le daba calificación AA o AAA, y que dieron sus mejores notas a los hoy conocidos como "activo tóxicos" es una auténtica burla. Claro, son todas estadounideneses. Por una vez, tengo que convenir con la Chacón: Una agencia europea, y mandar a estos "green-goes" al c.r.jo