Mientras que la situación actual se deteriora cada vez más, la mala comunicación sobre la realidad de la crisis provoca expectativas poco realistas en las empresas. El indicador de la demanda presente en diciembre para las empresas de servicios muestra que el 68% de éstas informa de un deterioro, subiendo desde el 59,6% de junio. Un 68,7% valora que la situación general está empeorando, también subiendo desde el 62% de junio.
Lo que más llama la atención es el enorme desfase que se está creando entre las expectativas para dentro de unos meses y la situación actual. Tradicionalmente, este desfase ha sido de unos 8 puntos, pero en estos momentos alcanza los 21 puntos. Está claro que los empresarios tienen que ser optimistas por naturaleza, pero dadas las negras previsiones que existen para nuestra economía, todo indica que existe un claro problema de mala información tanto por parte de los responsables políticos como de la mayor parte de medios de comunicación. Esto puede provocar que las empresas tomen toda una serie de malas decisiones que, a la larga, causen aún más daño en nuestro maltrecho tejido empresarial.
Las carteras de pedidos en las empresas industriales están en niveles mínimos desde principios de 2010. Se observa también la misma diferencia entre las expectativas de las empresas industriales y las pésimas perspectivas de la economía.
Sorprende, y mucho, que cuando se comparan los indicadores de clima económico el deterioro de los últimos meses sea mucho mayor en Europa que en España, a pesar de que los indicadores de producción han caído mucho más a nivel nacional.
En la evolución de los PMIs de servicios se aprecia perfectamente que la situación de la economía se ha deteriorado mucho más en España que en Europa, ya que en la UE el índice sólo está levemente por debajo de 50 (ligera contracción) mientras que en España está poco por encima de 40 (fuerte contracción). Este indicador sí que tiene una alta correlación con los indicadores de producción.
Parece evidente que las empresas españolas están juzgando de forma mucho más deficiente que las europeas la gravedad de esta nueva recaída económica, lo que hay que atribuir en buena medida al cerrojazo informativo que se sufre en España, donde parece que hablar de la deprimente realidad del país es sinónimo de minar la confianza.
Hay que recordar que un flujo libre de la información es básico para el funcionamiento de los mercados y una correcta toma de las decisiones, y que esta actitud del poder político y de la mayor parte de medios no hace sino empeorar más la situación, ya que una confianza infundada no es confianza, sino temeridad.