Mariano Rajoy tiene razón cuando afirma que reducir el déficit público, contener la deuda y cumplir con las obligaciones contraídas con la UE son los principales retos a los que debe hacer frente la economía española y la primera tarea a la que debe aplicarse el Gobierno. Lo que no está tan claro es que las recetas anunciadas hasta ahora, que incluyen una de las mayores subidas de impuestos de la historia de la democracia, sean la mejor solución para aquellos males. De hecho, el nuevo presidente tiene muy cerca el mejor ejemplo de que es posible enfrentarse a la caótica herencia económica del zapaterismo sin subir impuestos, creando empleo y crecimiento.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha anunciado esta mañana que está estudiando una posible rebaja en el tramo autonómico del IRPF para este mismo año. De nuevo, Esperanza Aguirre se pone a la cabeza de los líderes populares, tomando una decisión valiente que cuestiona el pensamiento único intervencionista según el cual sólo mediante una subida de impuestos es posible cerrar el agujero presupuestario.
La presidenta madrileña es coherente con la política que ha seguido desde que llegó al Ejecutivo autonómico. Cuando en 2003 sustituyó a Alberto Ruiz-Gallardón, la deuda de la región estaba por encima de la media del resto de comunidades. Desde aquel momento, Aguirre se embarcó en una política de contención del gasto público que ha logrado que, en estos momentos, Madrid sea la región española con unas cuentas públicas más saneadas (con casi cinco puntos de deuda por debajo de la media).
Aguirre se comprometió al acceder a la presidencia autonómica a no subir impuestos (algo casi inédito en la política española) y ha mantenido su palabra. Además, la presidenta no se ha conformado con no aumentar los tributos y los ha bajado siempre que ha podido: su Gobierno, por ejemplo, fue el primero en eliminar el Impuesto de Sucesiones en el seno de las familias y Madrid es la comunidad con el tramo autonómico del IRPF más reducido, incluso antes de que se concrete la rebaja anunciada este lunes.
Por otro lado, la política de Aguirre se ha caracterizado por las medidas liberalizadoras, que hacen de Madrid la región de España donde menos trabas hay para abrir un negocio, donde más fácil es comenzar una aventura empresarial y donde menos burocracia han de enfrentar aquellos que quieran crear riqueza desde el sector privado. Todo esto ha tenido sus lógicas consecuencias y la región se ha mantenido a la cabeza de España en términos de empleo y de crecimiento. La comparación con otras comunidades, como Cataluña, demuestra día a día que no es lo mismo una política económica que otra y que las recetas liberales no sólo son más justas, porque fomentan el trabajo y reconocen el esfuerzo, sino también mucho más eficientes.
Mariano Rajoy asegura que su misión es devolver a España a la primera división de la UE y señala a otros gobiernos europeos como modelos frente al despilfarro y la inoperancia de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, no es necesario que el presidente del Gobierno se vaya tan lejos. En la Puerta del Sol tiene, a apenas unos kilómetros de La Moncloa, el mejor ejemplo de cómo salir de esta crisis.