El pasado 30 de noviembre, apenas semana y media después de alzarse con la victoria en las elecciones generales, Mariano Rajoy pedía a los agentes sociales –sindicatos y patronal- que alcanzaran un acuerdo sobre la nueva reforma laboral. Así, instó a las partes a acelerar sus reuniones para consensuar una reforma laboral el 7 de enero. Desde entonces se produjeron infinidad de encuentros a dos bandas. El problema es que ha llegado el 7 de enero, y seguimos sin tener noticias de la Reforma Laboral. Y es que Rajoy dijo que, si llegaba la fecha y no existía consenso, legislaría igualmente.
A final de año, tan sólo se habían logrado acuerdos en asuntos menores, como la reorganización de los festivos, la solución extrajudicial de conflictos, el absentismo laboral o la formación. Las posiciones respecto a temas cruciales como la contratación, la negociación colectiva o las alzas salariales seguían distanciadas. De hecho, fuentes de la negociación dieron por hecho ayer que solo habrá un acuerdo parcial antes de la fecha impuesta por Rajoy.
Consciente de que eso no es lo que se les pidió, el Ejecutivo decidió pasar al contraataque y anunció que congelaría el salario mínimo interprofesional (SMI), que se mantendrá en 641,40 euros. Con esta decisión, Rajoy toma la iniciativa y envía un mensaje inequívoco a sindicatos y patronal: si no hay acuerdo sobre la reforma laboral, legislará en todos los temas y, en materia de salarios, lo deseable con la actual coyuntura es extender la congelación a todos los trabajadores.
Ahora, el llamado diálogo sobre la reforma laboral entra en la última semana concedida por Rajoy. Los salarios y el despido, escollos para el acuerdo entre patronal y sindicatos. Así pues, se prevé que esta semana sea la decisiva para alcanzar acuerdos, si es que es posible. El Gobierno decidirá a continuación si la reforma pactada, de existir, es suficiente. Si considera que no, lanzará sus propias medidas.
En el frente salarial, los sindicatos se han mostrado dispuestos a que los sueldos suban por debajo del IPC este año y el que viene, siempre y cuando los trabajadores reciban una compensación en 2014 que les permita recuperar poder adquisitivo. La CEOE no parece dispuesta a llegar hasta ahí y pide congelación salarial en 2012 y 2013.
Otro punto de fricción vuelve a estar en el coste del despido. La patronal está planteando la creación de un contrato "fijo y único", con indemnización de 20 días de salario por año trabajado en caso de despido improcedente. Los sindicatos no están por la laboral de un cambio que reduce drásticamente la indemnización ordinaria actual (45 días).
No obstante, pese a las desavenencias, algunos de los implicados han asegurado durante las últimas horas que el acuerdo podría llegar durante la semana, antes del Consejo de Ministros del viernes. El objetivo es que el Gobierno estudie el documento ese mismo día.
En lo que sí parece haber acuerdo es en fomentar los empleos a tiempo parcial como fórmula para evitar la destrucción de empleo, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas. Los sindicatos aceptan crear contratos específicos a tiempo parcial, parecidos a los "miniempleos" de Alemania, pero con una mayor protección social.