Tenía usted toda la razón, don Carlos. Todos los políticos son socialistas.
Yendo al tema que propone, me sorprende que Mayor Zaragoza opine que Felipe González y sus gobiernos se sometieron a las leyes de los mercados. Es como decir que Zapatero quería restaurar la imagen de Franco que tienen los españoles, o como decir que el Papa Benedicto XVI va a abrir un tenderete de libros de la Nueva Era y amuletos chamánicos.
Le preguntaría al tal Ramoneda si aquellos países en los que la gente pasa grandes sufrimientos están sometidos al capitalismo. ¿Hay capitalismo en Sudán, en Uganda, en Bolivia, en Bielorrusia, o en Vietnam? ¿Hay «Estado de bienestar» en esos países?
Comprendámosles. Tanto Ramonet como Mayor Zaragoza son guerreros natos. El cuerpo les pide guerra, sencillamente. Se trata de pulsiones naturales que muchos tenemos y que cuesta muchísimo reprimir.
El guerrero no comprende al mercader. Le desprecia desde lo más profundo de su ser. La epopeya, el ardor del combate, es la droga más fuerte que existe; quien la probó, lo sabe. Nuestra genética nos predispone para admirar al batallador y despreciar al negociante. Empápense un poco de Teoría de Juegos y comprenderán por qué; aunque tampoco hace falta, es de sentido común.
Pero, naturalmente, no se admira a cualquier pendenciero, sino sólo al que ataca o nos defiende del de fuera. Esto es clave: distinguir con nitidez al de dentro del de fuera (hace mucho frío fuera). Surge entonces una complicación: siendo la conquista y la agresión al extraño no sólo lícita sino deseable, la agresión intestina es por supuesto inadmisible, terrible pecado. ¿Cómo salir del entuerto? Tan fácil como darle la vuelta al calcetín: convertir la agresión en defensa. Apelaremos a la política, a la voluntad de Dios, al designio histórico, a los derechos de los pueblos o de las lenguas, o de las razas, a la justicia social, a oprobios seculares… en fin, cualquier invento o excusa es buena cuando de expoliar al de fuera se trata.
Los caballeros Ramonet y Mayor Zaragoza, esos fascinantes guerreros de reluciente armadura socialdemócrata, van a dar su merecido al judío, al capitalista, al codicioso y cobarde mercader. Todo convencionalismo cede ante el sagrado derecho de conquista ¿Qué mariconadas son eso de la Ley-libertad, el Estado de Derecho y los acuerdos mutuamente beneficiosos? Too pal pueblo. ¡A saco! ¡Sieg Heil!
Es que esta gente raya entre lo patológico y la estulticia. Otra alternativa es que sepan que lo que sostienen es totalmente falso pero lo hacen por interés inconfesable. En suma, trastornados, idiotas o cínicos.
Por lo que veo, el Sr. Ramonet excreta la consabida retahíla de lugares comunes, consignas y frases huérfanas del más mínimo contacto con la realidad, que son bien conocidas de la gramática progre. En especial, de sus líderes Sindicales y de sus ágrafos aprendices, de los que en estas páginas, tenemos la desgracia de leer a alguno de vez en cuando.
Respecto a las palabras del D. Federico Mayor, creo que no deberían tomárseles en cuenta, dado que representan solo un medio por el que este avispado señor, ha conseguido vivir más de media vida dándose la gran ídem sin dar un palo al agua; que lo que está bien hecho, hay que reconocerlo y es de justicia apreciar el "arte" en cualquiera de sus facetas -que son muchas-.
Por lo demás, mi humilde felicitación a D. Carlos por su artículo, porque es -creo- uno de los caminos; una de las formas de combatir a esta panda de descerebrados que nos han conducido a la ruina; que siguen empecinados en acabar con nuestra civilización y en conducirnos a un paraíso que solo existe en su imaginación. Quiero decir, dar la batalla de las ideas y no dejarles pasar ni una, denunciando y dando publicidad a cada una de las numerosas gilipolleces que dicen a diario, aunque provengan de un ex-director general de la Unesco.
Salu2 y no olviden lavarse las neuronas con lejía después tenido contacto con algún progresista.
No me extraña que a esta patulea de izquierdas le horripile un "golpe de estado financiero" llevado a cabo mediante la toma de conciencia de la realidad por la mayoría de votantes: los golpes de estado que a ellos les gustan son los de los tiros, las bombas, la sangre, la demagogia y, salvo que haya que guardar las formas, los puñitos en alto.
Un saludo.
El planteamiento de Ramonet no se sostiene conceptualmente, no se basa en la razón.
Sin embargo, FUNCIONA: Convence y será repetido una y mil veces como un mantra progre. ¿Por qué?
Porque proporciona un RELATO: una explicación afectiva y sencilla, con sus malos (que nunca somos nosotros) y sus buenos, que son "los pobres".
Combatir la demagogia progre es tiempo perdido, don Carlos... pero no deje de intentarlo.
¡Ah... y nos encantan sus versos!
Monsieur de Sans-Foy