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John Stossel

Los creadores de empleo contraatacan

Hay políticos que sostienen que los políticos crean empleo. El líder de la mayoría en el Senado Harry Reid lo dice: "Mi trabajo es crear empleo". ¡Qué arrogancia!

Hay políticos que sostienen que los políticos crean empleo.

El líder de la mayoría en el Senado Harry Reid lo dice: "Mi trabajo es crear empleo".

¡Qué arrogancia! El estado no tiene ningún dinero propio. Todo lo que hace es retenerlo a unos y entregarlo a otros. Eso puede crear algunos puestos de trabajo, pero sólo dejando menos dinero a la creación de empleo en el sector privado.

En la práctica, es peor que eso. Puesto que el estado orienta los escasos recursos por las bravas y no tiene que dar a conocer sus presuntos servicios en el mercado ante clientes que accedan voluntariamente a ellos, no existe ningún mecanismo de atención que confirme si esos servicios son más valiosos para la población que lo que tendrían que hacer sin ellos.

Las únicas personas que crean empleo real y sostenible están en el sector privado, si no tienen subvención.

Algunos ejecutivos están indignados porque la gente no aprecia lo que hacen. Así que constituyeron un grupo llamado Alianza de Creadores de Empleo.

Brad Anderson, antiguo directivo de los almacenes de electrónica Best Buy, se unió porque quiere dar réplica a la imagen de los empresarios como el mal. Cuando era joven, el propio Anderson creía que eran el mal. Pero entonces "aterrizó en una carrera en el sector privado" al trabajar en una tienda de equipos de música.

"Vi de primera mano lo que pasa al levantar una empresa. (Mi negocio), The Sound of Music, que se convirtió en Best Buy, pasó 11 años abierta antes de obtener algún beneficio".

En 36 años convirtió esa tienda en una empresa de 50.000 millones

Tom Stemberg, fundador de los almacenes del bricolaje Staples, se implicó en la Alianza porque está molesto porque el gobierno hace más difícil la difícil creación de empleo.

Denuncia que el estado crea empleo destruyendo empleo.

"Están creando 300 millones de dólares en puestos de trabajo en la nueva instancia de protección del consumidor financiero", dice Stemberg, "que me parece que no servirá para la productividad en América. Van a crear toda suerte de puestos de trabajo tratando de aprovechar la regulación Dodd-Frank del sector económico... y esos empleos no crean productividad".

Hoy Stemberg dirige una empresa de inversión. "Yo mismo he ayudado a crear más de 100.000 puestos de trabajo", dice. "Restaurantes Pinkberry y City Sports ropa deportiva y almacenes J. McLaughlin están creciendo y sumando puestos de trabajo".

Para hacer eso, tuvo que superar los obstáculos interpuestos por el estado.

"Todo lo que nos ponían eran excusas y más aros por los que pasar y más instancias que rellenar y más reglamentos que obedecer", denuncia Stemberg. "El segmento inversor de mayor crecimiento en el capitalismo de inversión: el software fiscal".

Fiscal es la gran palabra del sector privado hoy. Cada empresa tiene que tener un departamento fiscal. Pero los recursos escasean, de manera que estos departamentos restan creatividad. Es una de las razones por las que estos empresarios de éxito no creen poder hacer hoy lo que hicieron en el pasado.

Mike Whalen, consejero delegado de los establecimientos Heart of America Group, dice haber comenzado con préstamos de bancos que corrieron un riesgo con lo desconocido: "No hay aval que se pueda dictar mágicamente a través de la ley Dodd-Frank en 85 páginas. Aprobar el crédito es una especie de intuición visceral".

Pero John Allison, que convirtió BB&T Corp. en la vigesimosegunda mayor institución bancaria de América, afirma que la "intuición visceral" es hoy ilegal.

"Sería muy difícil hacer ahora lo que hicimos en el pasado. Fue una empresa de capital mixto. Las regulaciones del gobierno son hoy muy estrictas, incluyendo las normas de crédito, sobre todo desde la llamada crisis económica y desde que... cambiaron las normas del crédito en el sector bancario, haciendo muy difícil que los bancos presten a la pequeña empresa".

Estos empresarios de éxito se dan cuenta de que hay un sentido en que el lastre regulador les beneficia. Ellos pueden absorber la factura. Eso les da una ventaja sobre la competencia más pequeña.

"Quien quiera competir con nosotros no puede porque no se puede permitir contratar a los tipos que saben leer estas cosas y asegurarse de que respetamos la ley. Ellos no se lo pueden permitir", dice Anderson.

Pocas veces los políticos entienden esto. Alguien que aprendió demasiado tarde fue el senador George McGovern. Tras abandonar la administración, abrió un negocio hostelero y se dio de bruces con la muralla de regulaciones que él ayudó a crear. Más tarde, escribía: "me gustaría haber tenido esta experiencia de contacto con las dificultades a las que se enfrentan los empresarios cuando estuve en la administración... Estamos asfixiando las oportunidades de negocio en el sector privado".

Ojalá ellos aprendan antes de abandonar la administración.

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