Como ya hiciera María Dolores de Cospedal nada más recalar en la desastrosa herencia dejada por sus predecesores, los socialistas José María Barreda y José Bono, parece que el nuevo ministro de Economía, Luis de Guindos, quiere comenzar su andadura reconociendo la realidad que tiene entre manos. Acertar en el diagnóstico no implica necesariamente acertar en la cura. Pero mentir sobre el estado de la economía y las causas que nos han llevado a esa situación es el peor preámbulo posible a la hora de tomar medidas, pues estas serían previsiblemente equivocadas. Esa fue la historia de la anterior legislatura. Este lunes podemos decir que eso ha cambiado ya.
Zapatero consideraba "antipatriota" reconocer la realidad de una economía camino de la recesión. En una entrevista concedida al Diario de León, se confiesa, según sus propios parámetros, como un "antipatriota" de tomo y lomo al reconocer la falsedad de las predicciones que sobre la economía española ha mantenido hasta el final su vicepresidenta Salgado. El expresidente del Gobierno no ha hecho otra cosa que mentir en esto, como ha hecho en todo lo demás. Sus votantes, claro, no entendieron las medidas que anunció en mayo de 2010. ¿Para qué se bajaban las pensiones y los sueldos de los funcionarios si todo iba bien, si había brotes verdes?
En cambio, el equipo económico de Rajoy prefiere explicar a los ciudadanos lo que hay, para que así puedan entender lo que este mismo viernes empezarán a hacer. Podrán equivocarse o acertar, pero están en la senda correcta, y su reconocimiento de cómo es la realidad de la economía permite tener toda la confianza en las medidas que tomarán una semana después de tomar posesión de sus cargos.
Entre las medidas de urgencia parece que estará la congelación del sueldo de los 600.000 funcionarios que dependen de la Administración Central, pero la verdadera prueba de fuego llegará cuando el 6 de enero sindicatos y empresarios no lleguen –como parece previsible– a un acuerdo sobre la reforma laboral. Si entonces Rajoy y su equipo económico aprueban una regulación que de verdad sirva para crear empleo, cosa que el PSOE se negó a hacer, podremos al fin tener esperanza en que, por más que nos cueste, España saldrá de la crisis.