Dijo una vez George Stigler que la vida de un economista puede ser muy interesante, pero nunca podrá llegar a resultar tan apasionante como, por ejemplo, mandar una carga de caballería. Tal vez hace algunos años esto era verdad. Pero me temo que, dada la situación en la que nos encontramos, dirigir la economía de un país como España es hoy al menos tan emocionante como cargar contra el enemigo con el sable en la mano. Y, visto lo visto, es casi tan arriesgado.
Luis de Guindos se encuentra ante un desafío al que tiene que hacer frente. Lo malo es que no está muy claro dónde se encuentra el enemigo o, incluso, quién es el enemigo. Pero pocas personas se encontrarán en España tan capacitadas para la tarea como el nuevo ministro. Por citar a otro economista ilustre, recordemos que Schumpeter tituló uno de los capítulos de su Historia del análisis económico "Revista de las tropas". Supongo que Guindos habrá hecho ya el inventario de sus fuerzas. Seguramente las habrá encontrado bastante mermadas, dado que el anterior Gobierno dejó la economía del país hecha unos zorros. Pero hay que actuar con lo que nos queda... y hacerlo ya. ¡Ánimo, señor ministro! Todos nos jugamos mucho en esta campaña.