La mantequilla, un producto básico en la dieta noruega y más en estas fechas previas a la Navidad, escasea en todo el país. El motivo es una combinación de factores. Por un lado, la estricta política arancelaria del país escandinavo, que encarece las importaciones. Por otro, el auge de una dieta basada en el consumo de grasa y en erradicar los carbohidratos, que ha incrementado hasta en un 30% el consumo de este producto, y la caída en la producción de leche, que los productores achacan a un verano especialmente húmedo.
La principal productora de lácteos del país, Tine, que controla un 90% del mercado, ha emitido un comunicado en el que anuncia que el Gobierno noruego ha decidido rebajar los aranceles sobre la mantequilla drásticamente para tratar de paliar la situación. La empresa ha sido acusada por los agricultores de no haberles informado a tiempo del fuerte aumento de la demanda, mientras Tine, informa The Guardian, se escuda en los cambios de hábito de los noruegos.
Ante esta situación, la psicosis se está extendiendo por el país hasta el punto de que hay noruegos que están introduciendo mantequilla de contrabando para venderla después en internet a precios exorbitantes. The Guardian cuenta cómo uno de los principales diarios noruegos ha llegado a dedicar un amplio reportaje a explicar cómo fabricar mantequilla casera.
Pero más allá de la anécdota, los estantes vacíos de los supermercados están llevando a algunos sectores a criticar el proteccionismo que caracteriza la economía noruega. Estas normas han provocado que países como Dinamarca, uno de los principales exportadores de mantequilla del mundo, renuncien a malvenderla a sus vecinos noruegos, debido a que los altos aranceles hacen muy poco provechoso el negocio. Además, estas tasas arancelarias provocan que una empresa como Tine pueda acaparar el 90% del mercado y que el coste para el noruego de comprar mantequilla sea mucho más elevado que para sus vecinos.