El Instituto de la Cinematografía y de las Artes Visuales, dependiente del ministerio de Cultura, acaba de hacer públicas las últimas subvenciones de la era González-Sinde al cine español, que tras la ampliación de los créditos para este fin llevada a cabo por el gobierno por importe de 2,8 millones de euros, finalmente han alcanzado la suma total de 12 millones de euros del bolsillo del contribuyente.
Las subvenciones a las productoras de cine español se calculan en función de los espectadores que acuden a ver las películas y del coste de realización de cada película, un sistema dudoso que ya ha cosechado abundantes críticas y denuncias públicas por lo opaco de su gestión.
En esencia, y siempre que se cubran unos mínimos de espectadores y presupuesto, todos los españoles pagamos a la productora de una película nacional el 15% de su recaudación en taquilla (ayuda general) y el 33% del coste total que lleva a aparejado la realización del largometraje (ayuda complementaria)
El resultado, como se puede comprobar en el listado que ofrece el propio ministerio, es que el productor de una película de modesto presupuesto y éxito de taquilla acorde con la media del cine español, puede llegar a ingresar por una inversión de 1,5 millones unos 600.000 euros del bolsillo de los contribuyentes, a los que habrá que añadir los beneficios normales de la explotación de cualquier producto cinematográfico tanto a través de su exposición en salas comerciales como en otros circuitos (TV, DVD... etc.).
Esto siempre que los datos tanto de costes de producción como de venta de entradas sean fiables, pues en los últimos tiempos no han faltado las denuncias de algunos damnificados del sector en el sentido de que esos datos están inflados premeditadamente para trincar la subvención por unas películas que, en ciertos casos, tienen nuna presencia en salas comerciales meramente testimonial.