La Unión Europea encara a partir de este lunes una semana decisiva para reforzar la disciplina fiscal y las sanciones contra los países con déficit excesivo como principal receta para combatir la crisis de deuda. El Banco Central Europeo (BCE) podría aumentar su compra de bonos de los Estados con problemas, como Italia y España, si los jefes de Estado y de Gobierno pactan reglas fiscales más estrictas y nuevos compromisos de ajuste en la cumbre del 9 de diciembre.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reúnen este lunes en París para tratar de acordar una propuesta conjunta de reforma de los Tratados. "El objetivo es una unión fiscal que haga cumplir la disciplina fiscal en sus miembros y tenga los instrumentos necesarios para hacer frente a una crisis de forma eficaz", según ha destacado Merkel.
Ello significa incluir en los Tratados sanciones casi automáticas para los países que no respeten los límites de déficit y llevar a los incumplidores ante el Tribunal de Justicia de la UE, ha explicado la canciller alemana. Estos cambios se introducirán en una reforma de los Tratados, que podría llevar años, o más probablemente en un nuevo Tratado que cubra únicamente a los países que quieran sumarse, principalmente a los de la eurozona, y que podría activarse mucho más rápidamente.
Sin embargo, persisten todavía grandes diferencias entre París y Berlín sobre la forma de afrontar la crisis. Sarkozy defiende que la reforma de la UE debe dar más peso a los Gobiernos en detrimento de las instituciones comunitarias, mientras que Merkel aboga por dar más poderes a la Comisión. Ambos mandatarios coinciden, eso sí, que aunque se refuerce la supervisión de la UE sobre los presupuestos de los Estados miembros, la última palabra la seguirán teniendo los parlamentos nacionales.
En cuanto al papel de la autoridad monetaria, Sarkozy aseguró en su discurso de Toulon estar convencido de que "frente al riesgo de deflación que amenaza a Europa, el BCE actuará". "Corresponde al banco decidir cuándo y con qué medios. Es su responsabilidad". "Pero nadie debe tener dudas de que asumirá su responsabilidad. De hecho, celebro que haya empezado a hacerlo", resaltó.
En contraste, Merkel insistió en su discurso ante Bundestag que el BCE tiene un mandato distinto al de la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra y no puede embarcarse en un programa de compra masiva de deuda pública. Y volvió a rechazar la creación de eurobonos como receta frente a la crisis.
Pero el refuerzo de la disciplina fiscal no incluye únicamente una reforma de las reglas de la UE sino también nuevos compromisos de ajuste de los países con problemas. El nuevo primer ministro italiano, Mario Monti, presentará este lunes, a petición de Bruselas, un nuevo plan de recortes que la prensa italiana cifra en 20.000 millones de euros.
Y Merkel y Sarkozy presionarán al futuro presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en la reunión del Partido Popular Europeo que se celebra el 8 de diciembre en Marsella, justo antes de la cumbre, para que anuncie cuanto antes su programa de ajustes. Merkel ya ha dicho que Rajoy tiene un "mandato claro" para realizar reformas rápidas, mientras que la Comisión Europea le ha pedido con carácter urgente una reforma laboral con el objetivo de reducir la "insostenible" tasa de paro de España.
El presidente del BCE, Mario Draghi, reclamó precisamente el pasado jueves a los Gobiernos europeos un nuevo "pacto fiscal" que incluya tanto las reglas de la UE para garantizar la disciplina presupuestaria como los compromisos de ajuste de los países amenazados.
Un pacto fiscal "es el elemento más importante para empezar a restaurar la credibilidad", dijo Draghi en una intervención ante el pleno de la Eurocámara. "Otros elementos pueden seguir, pero el orden es importante", ha señalado. Los expertos interpretan que, con estas palabras, el presidente del BCE ha sugerido un refuerzo del programa de compra de bonos si los líderes europeos aprueban este pacto en la cumbre de diciembre.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, está consultando estos días las ideas que reúnen un mayor consenso y presentará sus propias propuestas para mejorar la disciplina fiscal el 9 de diciembre. Van Rompuy ya ha sugerido que se plantea proponer sanciones más automáticas y más duras contra los países incumplidores, como la suspensión de los derechos de voto y de los fondos estructurales, o dar poderes a una autoridad central en la UE para intervenir en los presupuestos nacionales.
También sopesa reclamar una armonización de políticas fiscales y sociales y una mutualización de la deuda pública, pese a la oposición de Alemania.
Al mismo tiempo, los países de la eurozona negocian con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un acuerdo para reforzar el fondo de rescate de 440.000 millones de euros para países endeudados. El diálogo se lanzó la semana pasada tras fracasar el plan para apalancar el fondo hasta lograr 1 billón de euros, una cuantía que no se ha logrado por el agravamiento de las tensiones en los mercados y la resistencia de los países emergentes a intervenir en los rescates de la eurozona.