Berdonio, se califica usted: Si considera socialistas a PNV y CIU no podemos seguir hablando porque entonces, con todos mis respetos, sería como hacerlo con el Conejo de Alicia en el País de las Maravillas: "Las palabras significan lo que yo quiero que signifiquen"
La sociedad se gobierna a base de coacciones, eso son los impuestos, las multas, las leyes, las normas de tráfico. Si no hubiera coacción no habría sociedad. Ni esta ni la mas idílica que usted proponga
Si usted sitúa entre los fascismos el nacionalismo tendrá que meter también en el saco - por una razón de lógica elemental - el nacionalismo español. Yo, por ejemplo, soy un nacionalista español y a mucha honra.
Por cierto, no existen variantes fascistas, el fascismo es uno. En España había una variante propia, solo aquí, que era ultrarreligiosa, y una variante no religiosa, solo aquí, que era filonazi.
Extravagante, ignorante, carente de lógica... cierto, todo eso me parece su aseveración. Pero lo dice usted mismo. En el blog de Moa he estado tres semanas y me he ido por su bajo nivel político, aunque histórico no está mal gracias a dos o tres pepito grillos que no paran de darle al google. Pero a mi la Historia me interesa la Macrohistoria, no la microhistoria del color de los calzoncillos de los azuldivisionistas antes y después de llegar al frente de Leningrado.
Karateka:
Claro que el PNV y CIU son socialistas, ¿acaso no imponen un proyecto colectivo que aplasta derechos individuales? En eso consiste básicamente el socialismo o colectivismo: en el empleo sistemático de la coacción para dirigir la sociedad, con independencia de que se sirvan de la fuerza de las armas o de los votos. No deberíamos dejarnos confundir por diferencias más o menos anecdóticas cuando la categoría salta a la vista.
Creo que lo esencial no es el convencional eje izquierda-derecha, sino el que calibra entre libertad e intervención. Entiendo por socialismo cualquier ideología más o menos intervencionista, y, en este sentido, tan socialistas resultan el marxismo como las variantes fascistas, entre las que sitúo al nacionalismo.
Este modo de pensar mío a usted podrá parecerle muy extravagante, pero le aseguro que no me lo he inventado yo. También podrá parecerle ignorante, arbitrario y carente de lógica; le invito entonces a que lo rebata en otro espacio más adecuado; en el blog de Moa creo que podríamos, o donde usted diga.
"Pero algo sí voy a aclararte. Me da igual cómo se consideren o autodenominen, los nacionalistas son básicamente socialistas de tipo fascista porque carecen de sustento racionalista, es decir, de una mínima justificación lógico-deductiva donde insertar sus demandas más allá de la fuerza bruta..."
¿Sabe usted de lo que habla? Perdone, pero el PNV y CIU no son socialistas, al menos hasta ahora. Y lo que han conseguido lo han conseguido en unas elecciones libres, que yo sepa, hundiendo precisamente a los socialistas en Cataluña y a los socialistas en Vascongadas. Unos, demócrata-cristianos, o de derechas simplemente, y otros marxistas -leninistas de la más pura ralea.
Creo que usted confunde el término fascista y que para usted vale igual para un roto que para un descosido. Con todos mis respetos, creo que usted no tiene ni idea. O bien tiene idea pero la malinterpreta aposta.
Otra cosa no se me ocurre.
Hablar sobre economía utilizando metáforas. Que novedad. Si lo que quiere usted decir es que envilecer (devaluar) el euro soluciona los problemas, pues dígalo. No hace falta que hable de cañones. Otro asunto sería que tuviese razón. Le recuerdo que Felipe González devaluó tres veces la peseta... y acabamos como el rosario de la aurora.
En Zimbabue recuerdan maravillosamente una experiencia reciente con ese juguetito llamado impresora (de billetes, claro). El señor García Domínguez sabe que a Zimbabue le ha ido muy bien con el experimento. Viva la devaluación. Como usted recuerda una noticia publicada en Libertad Digital el 5 de diciembre de 2008 por Luis Quintero titulada "En Zimbabue es más barato usar billetes de 1.000 dólares que papel higiénico" cree haber encontrado usted la solución a los problemas de deuda.
Karateka:
Si el tema te despista, ¿para qué te metes? Hay que venir medio familiarizado con las ideas básicas (el cañón Berta es la máquina de imprimir billetes), porque tampoco es cosa de escribir un manual para hacerse entender. En todo caso, no hay necesidad de ponerse faltón para preguntar lo que no se entiende.
Pero algo sí voy a aclararte. Me da igual cómo se consideren o autodenominen, los nacionalistas son básicamente socialistas de tipo fascista porque carecen de sustento racionalista, es decir, de una mínima justificación lógico-deductiva donde insertar sus demandas más allá de la fuerza bruta. Son separatistas porque reniegan de una presunta solidaridad coactiva que entienden les perjudica, por mucho que disimulen esta realidad en atavismos y folclore, pero la combaten con lo mismo que dicen rechazar: más coacción y más fascismo. ¿Cuándo han comprado o quién les ha donado esa tierra que pretenden arrebatarnos al resto de los españoles? ¿Por qué España no puede coaccionarles pero ellos sí pueden someter a servidumbre a sus desventurados súbditos? ¿Por qué su “pueblo” puede autodeterminarse pero un individuo no? ¿Por qué la soberanía corresponde en exclusiva a quien ellos digan? Y sobre todo, ¿cómo osan apelar a fantasmagóricos derechos populares que aplastan derechos humanos y mentar la democracia y la justicia?
Por eso, la violación sistemática de los derechos humanos que entraña el nacionalismo se corrige con Estado de Derecho, es decir, soberanía individual. Si España se constituye en un auténtico Estado de Derecho y nada más (ni políticas redistributivas, ni “justicia” social, ni socialismos invasores de ningún tipo) el nacionalismo, criminal por necesidad, perdería cualquier excusa y caería como fruta madura.
Lo de la muerte de la política alude a que ésta es inaplicable en una Europa constituida por individuos-Estado. En el mundo globalizado cada individuo-Estado no puede mantenerse aislado, pero cae de cajón, si aspiramos a vivir en paz, que no es la política quien regula las relaciones internacionales sino el libre mercado. La evolución lógica será la paulatina disolución de estos individuos-Estado en las personas soberanas que a su vez los constituyen.
No hay ninguna histeria. Si uno puede conseguir que le paguen el 5% por prestar dinero a unos Estados (gobiernos) con el agua al cuello, ¿por qué se va a conformar con el 3%?
Uno que piensa realmente que España va a a suspender pagos o a necesitar una quita del 50%, no presta al 5%. Salvo que esté bebido.
Berdonio, otro que tal. Culmina su cuarto a espadas diciendo "la política ha muerto...", tócate los cjns. Y lo empieza diciendo que una cosa "robada no funciona...", oooolé. Lo del cañón Berta debe ser ya como de la familia. Yo voy a ver si se me ha colado en el salón detrás del escudo del Betis
Y por enmedio Berdonio, o Mardonio, habla de los "fascismos separatistas", como suena; hombreee, berdonio, que Amaiur es marxista leninista, y toda la Terra lliure, (explíquele usted, Pepe, a este señor) es comunista-pancista dame pan y dime tonto. Hable usted con propiedad, si es tan amable.
¿No hay nadie que explique la economía al estilo El Catón? Veo que no.
Oiga, Natasha, si usted entiende del tema explique usted, pero no emule la obtusidad del maestro ni imite su prosapia prosopopeyil, para eso está el original. Aquí cada friqui hace como que sabe. Con el tema de la Berta y los economichis epatantes yo no me entero de nada. ¡Uno que sepa algo de estos tema quiero! Pero que sepa de verdad.
Mira que se lo han explicado bien clarito, pero nada, erre que erre. No hay peor ciego que quien no quiere ver.
El cañón Berta no funciona por lo mismo que la política: es un maldito robo. ¿Cree usted que el robo y la coacción sistemática son buena base de convivencia humana?
Japón tiene una deuda del 200% y le cuesta el 1% porque tiene un banco central que la monetiza. Qué fácil es la jugada, ¿no? Los japoneses más eficientes transfieren renta a los menos y asunto arreglado; los ahorradores pagan las facturas de los manirrotos y aquí paz y después gloria. Qué importa que lleven décadas estancados, ya crecieron bastante. Ahora veamos por qué aquí eso no es posible: porque a los alemanes no les gusta la idea de ser los tontos de la película que paguen los vicios de los “listillos”
Creo que lo anterior lo entendería un niño de cuatro años, pero el señor Domínguez cree en los “animal spirits” y en el ordeno y mando; entelequias que sólo parecen funcionar bajo un gobierno constituido. Olvídense de ello, jamás habrá un gobierno mundial redistribuidor, o sea, ladrón, que explote a los mejores para beneficio de los crápulas.
Y ya metidos en harina, cojamos al toro por los cuernos. El fascismo separatista parte de una justificación moral: la real o supuesta injusticia social redistributiva. Contra ese mal sólo existe un antídoto coherente: soberanía individual y libre mercado.
La política ha muerto: nunca conseguiremos que los alemanes nos paguen la factura porque no tenemos solidaridad nacional ni similares gansadas con las que comerles el coco.
Sin ánimo de proseguir un debate que descalifica de raíz, no puedo resistirme a responderle.
Las leyes y normas de tráfico no arbitrarias y sin finalidad política, es decir, aquéllas inspiradas sólo en la necesidad de armonizar libertades, no suponen ninguna clase de coacción; bien al contrario, se conforman para impedirla. Una ley que proscribe el inicio de la agresión no es coactiva; eso es un hecho claro y distinto, al menos desde un punto de vista teórico, que no se puede negar. Si acertamos a comprender que no es lo mismo una agresión que impedir que ésta se produzca, podemos discernir con facilidad que las sociedades se constituyen en virtud de lo segundo, siendo la necesidad de lo primero lo que habría que demostrar, pero de modo algo más convincente que el intento de Hobbes, por favor.
También recae la carga de la prueba en quien afirma la necesidad de gobernarnos por hombres deficientes en vez de meramente por las leyes.
Por otra parte, respeto a quien sostiene que no hay más razón que la fuerza, siempre que sea coherente con ello. Creo coincidir con usted en la convicción de que aquí no hay más nación que la española y lo demás son oportunistas inventos políticos, pero no veo la necesidad de imponerlo como tampoco veo la necesidad de imponer el teorema de Pitágoras. Más bien se trata de impedir que me impongan lo que les pete a unos cobardes asesinos. Pero para eso no tengo que conseguir que amen a España, sino que respeten la ley. Prohibido violentar derechos individuales: algo tan simple imposibilitaría las dictaduras nacionalistas en curso. ¿Que yo tampoco podría “evangelizar”? Da igual, España una realidad que no precisa de ayuditas.
Ahora bien, lo que no se entiende es un nacionalista honesto que hable de democracia y de razón, cuando en lo único que cree es en la fuerza y el sentimiento. O se defiende un implacable Estado de Derecho o hay que ir a por ellos ya, a sangre y fuego. Si la tesis nacionalista es correcta, habría que aplastar a los nacionalismos periféricos como a cucarachas. En realidad, a mi es lo que me pide el cuerpo; soy liberal a regañadientes, porque no he conseguido rebatirlo.
Eso sí, coincido en sus apreciaciones sobre el blog de Moa; salvo dos o tres participantes, el resto es soporífero.