Llega fin de año, época típica para la comercialización de nuevos planes de pensiones, traspasos de un banco a otro o incrementos en nuestras aportaciones para maximizar nuestra desgravación fiscal. Sin duda, el punto fuerte de los planes de pensiones es que posibilitan el poder ahorrar para el futuro con un ahorro fiscal en el presente.
Sin embargo, tenemos el problema de la iliquidez: salvo en los casos de fallecimiento, minusvalía y paro de larga duración, no podemos disponer del dinero ahorrado hasta el momento de jubilación.
Pero si queremos ahorrar con una mayor flexibilidad, podemos optar por productos de ahorro típico como los depósitos más rentables, que tienen algunos inconvenientes pero también tienen ventajas que van más allá de la liquidez inmediata.
Comparemos depósitos y planes de pensiones
Como ya hemos adelantado, el punto principal a favor de los planes de pensiones es la desgravación fiscal; las aportaciones reducen la base imponible del IRPF hasta en un 47% de las aportaciones realizadas (44% en Navarra y hasta un 45% en el País Vasco).
El límite a tener en cuenta es la cantidad aportada, con un máximo de 10.000 euros al año si se tiene menos de 50 años y 12.500 euros si superamos esta edad. El segundo límite es el 30% de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos individualmente en el año, un porcentaje que sube al 50% si eres mayor de 50 años.
Otra ventaja clara es la rentabilidad; si iniciamos un plan de pensiones con un horizonte largo de jubilación, de más de 20 o 25 años, podemos apostar por productos de más riesgo como los planes de pensiones de renta variable o renta variable mixta, buscando que, salvo crisis coyunturales o cíclicas como la actual, el resultado final sea una mayor ganancia. Cuando queda menos tiempo para la jubilación, es conveniente pasar a un plan de pensiones de renta fija, que ofrece menos rentabilidad pero tiene menos riesgo de pérdidas.
En el comparador de planes de pensiones de iAhorro.com tenemos los diferentes tipos de planes, que se adaptan a cada perfil inversor. Desde planes de pensiones de renta variable como el ING Direct Eurostoxx 50, cuya rentabilidad se ha situado en el 6,23%, a fondos conservadores de renta fija a corto plazo cuya rentabilidad es menor, pero no tienen tanto riesgo.
En la balanza contraria está el depósito a plazo fijo, que también juega sus bazas; no tenemos desgravación, pero podemos realizar aportaciones en cualquier momento, podemos usar el dinero en un momento de apuro y no tener ningún riesgo, ya que el capital está completamente garantizado y la rentabilidad es segura.
La fiscalidad también tiene alguna ventaja respecto a los planes, en el sentido de que a pesar de no tener desgravación, cada año vamos pagando nuestros impuestos sobre los rendimientos, mientras que en los planes lo hacemos de golpe a la hora del rescate, si elegimos recuperar nuestras aportaciones en forma de capital. Esta fiscalidad diferida hace que muchos planes se rescaten en forma de renta para pagar menos impuestos.
Comisiones que no se ven
Otro punto a destacar es el coste. Mientras que en el depósito no existe, los planes de pensiones son productos caros, con unas comisiones que aunque "no veamos", se van restando año a año a nuestro rendimiento. Así, en muchos casos, los productos "más similares" a los depósitos respecto a su seguridad, como son los planes de pensiones de renta fija o garantizados, tienen un rendimiento anual neto muy inferior a la media de los depósitos.
Con un vistazo al comparador de depósitos a largo plazo de iAhorro.com lo podemos apreciar; tenemos depósitos a 18 meses al 4,85% (Banco Finantia) o a más largo plazo al 3,95% (depósitos de Self Bank a 5 años).
Para maximizar la rentabilidad, en comparación con los planes de pensiones, el ahorrador tiene que estar al día de los nuevos depósitos e ir abriendo nuevos, a medida que van venciendo. Eso lleva un tiempo de gestión importante, frente a la facilidad de hacer aportaciones en cualquier momento de los planes de pensiones.
Liquidez, rentabilidad y seguridad, los tres puntos clave de los productos financieros que tenemos que tener en cuenta a la hora de elegir el vehículo de ahorro que nos proporcione una renta o capital que complemente nuestra jubilación y nos permita disfrutar dignamente en este periodo de nuestras vidas.