Los líderes de los países industrializados y emergentes del G-20 presionarán mañana a la Unión Europea durante la cumbre que celebran en Cannes para que dé una solución definitiva a la crisis de deuda por considerar que se trata de la mayor amenaza a la estabilidad financiera mundial y que puede provocar la recaída en la recesión.
Los dirigentes de la eurozona tratarán de salvar el plan global anticrisis que acordaron en la cumbre del 26 de octubre, y que se ha derrumbado sólo una semana después por la decisión del primer ministro griego, George Papandreu, de convocar un referéndum sobre las condiciones del segundo rescate a Atenas. Pese a ello, tanto el presidente francés, Nicolas Sarkozy, como la canciller alemana, Angela Merkel, sostienen que se trata de la "única vía posible" para salir de la crisis.
La de Cannes es la sexta cumbre del G-20 tras el agravamiento de la crisis financiera a finales de 2008 y la última a la que asiste el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Zapatero ha logrado que España entre y consolide su presencia en este foro de coordinación económica mundial.
El nuevo agravamiento de la crisis griega ensombrecerá el resto de los temas inicialmente previstos en la agenda del G-20, como la regulación financiera y de los mercados de derivados y materias primas, la definición de una lista de bancos sistémicos en todo el mundo, la lucha contra la corrupción o la creación de una tasa mundial a las transacciones financieras internacionales.
Tanto Estados Unidos como China han reclamado en las últimas horas a la UE que acelere la puesta en práctica del plan contra la crisis de deuda aprobado el 26 de octubre con el objetivo de frenar la inestabilidad en los mercados. De hecho, el presidente norteamericano, Barack Obama, tiene previsto reunirse con Merkel y Sarkozy antes del inicio del G-20.
El plan de la UE incluye la condonación del 50% de la deuda griega en manos de la banca y un segundo rescate de 130.000 millones de euros a cargo de la UE y el FMI, el refuerzo del fondo de rescate para países endeudados con el objetivo de que alcance un billón de euros mediante el apalancamiento y la recapitalización de la banca con 106.000 millones para que resista a la crisis. La prioridad para la eurozona en Cannes tras el anuncio griego es salvar todo lo posible de este plan. Y aunque no está previsto oficialmente, no se descarta que los líderes europeos aprovechen la ocasión para pedir a China, Japón u otras economías emergentes que contribuyan al vehículo de inversión que la UE tiene previsto poner en marcha para fortalecer el fondo de rescate y frenar así el contagio griego a Italia o España.
Los europeos quieren que la cumbre de Cannes "ayude a restaurar la confianza mundial, respaldar el crecimiento sostenible y la creación de empleo y mantener la estabilidad financiera", según la carta conjunta enviada al resto de socios del G-20 por parte del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
La UE defenderá en la reunión que no es la única responsable de los desequilibrios económicos internacionales. "Necesitamos una acción conjunta por parte de todos los socios del G-20", sostienen Van Rompuy y Barroso. Por ello, los europeos quieren que el G-20 dirija recomendaciones a otras grandes economías del mundo para que corrijan sus propios problemas. Así, los líderes Europeos reclaman que de Cannes salga un mensaje claro hacia Estados Unidos para que acelere la "consolidación fiscal".
"EEUU tiene un problema importante de desequilibrio de ahorro. Tienen un inmenso déficit presupuestario y una deuda creciente y deben reequilibrar sus cuentas públicas de forma creíble y a largo plazo. Es impensable que un país de la dimensión de EEUU pueda tener cuentas públicas tan desequilibradas", señala un alto funcionario europeo.
Sin embargo, el presidente Obama tiene previsto aprovechar la cumbre de Cannes para defender su plan de empleo, que choca con la defensa de la austeridad y los recortes por parte de la UE como receta para salir de la crisis.
En cuanto a China, el G-20 le volverá a recomendar que aumente el consumo doméstico y, probablemente, que deje apreciar el tipo de cambio del yuan. "Por parte de China, se trata de la manera de ver cómo su superávit puede aprovecharse para el crecimiento mundial, lo que implica una política de tipos de cambio más ajustada a la realidad y que permita a los chinos comprar más al exterior que vender al exterior", señalan en la UE.
Los líderes europeos aprovecharán la cumbre de Cannes para reclamar un refuerzo de los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el fin de atender a los países afectados por la crisis.
El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, aprovechará la reunión para defender de nuevo la creación de una tasa a las transacciones financieras internacionales, pero no se espera ningún avance en este sentido por el rechazo de Estados Unidos. Bruselas ya ha propuesto que la tasa se cree primero sólo en la UE, a partir de 2014, y ha calculado que podría recaudar 55.000 millones de euros al año. Pero tanto Londres como el Banco Central Europeo se oponen.