El anuncio de Yorgos Papandreu de que celebrará un referéndum sobre el plan de ajuste acordado en la última cumbre de la UE de la semana pasada ha desatado un auténtico terremoto en toda Europa. Por un lado, las bolsas del Viejo Continente han tenido una de las jornadas más negras de los últimos años; por otro, las reacciones políticas se han movido entre la sorpresa y la indignación, por un movimiento inesperado. Ahora, la pregunta es si hay marcha atrás en una nueva fase de esta crisis de nunca acabar.
La convocatoria de la consulta popular puede entenderse fácilmente como un chantaje del primer ministro griego. Aunque de Bruselas salió con un acuerdo cerrado, la presión de su opinión pública (muy contraria a nuevos ajustes) ha provocado este nuevo e inesperado movimiento. Papandreu parece decir a la UE: "O rebajáis vuestras exigencias o corréis el riesgo de abrir la compuerta de la crisis del euro".
Desde primeras horas de la mañana se han sucedido las declaraciones de los líderes europeos, entre incrédulos y enojados. Todos, desde Durao Barroso hasta Juncker, han pedido al Gobierno heleno que respete lo acordado. Fue muy difícil llegar a una solución en Bruselas y sólo ha durado cinco días.
Pero sin duda, los más activos han sido Nicolas Sarkozy y Angela Merkel. El presidente francés y la canciller alemana han conversado por teléfono para acordar una posición común ante el Ejecutivo heleno. Este miércoles se reunirán con Papandreu, en lo que parece una llamada a capítulo al díscolo compañero. Le Monde, citando fuentes cercanas al Palacio del Elíseo, asegura que el presidente está "decepcionado" por lo ocurrido.
Por eso, el encuentro con Papandreu puede ser de alto voltaje. Por un lado, ni a Merkel ni a Sarkozy les interesa que Grecia salga del euro. Los dos últimos años han sido una sucesión de intentos desesperados por evitar la quiebra de Atenas. Abrir la puerta a una ruptura de la moneda única tendría consecuencias difíciles de prever. Todo eso lo saben los griegos y juegan con esta baza.
El problema es que la cuerda cada vez es más fina y puede romperse en cualquier momento. La paciencia de los políticos de la UE también tiene un límite y si Papandreu la supera podría verse con su país fuera de Europa, con todas las consecuencias que esto tendría. El órdago que lanzó el lunes puede acabar siendo un arma de doble filo. La opinión pública europea cada vez está más harta de los rescates a Grecia (que se ven como un regalo). Si tensa mucho más la situación, todo podría estallar por los aires.
Las palabras
El presidente de Francia y la canciller alemana afirmaron este lunes que la aplicación del acuerdo alcanzado en la última cumbre de la eurozona respecto al rescate financiero de Grecia "es más necesaria que nunca". En un comunicado difundido por el Palacio del Elíseo tras una conversación telefónica entre ambos mandatarios, Sarkozy y Merkel expresaron su deseo, el del resto de socios europeos y el del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que se establezca "lo antes posible una hoja de ruta para garantizar" la aplicación de dicho pacto.
En esa nota recordaron que en la cumbre se aceptó proporcionar a Grecia una ayuda financiera de 100.000 millones de euros, que se eleva a 130.000 millones si se tienen en cuenta los 30.000 millones que la zona del euro está dispuesta a conceder a los acreedores como garantía para que asuman unas pérdidas del 50 % sobre la deuda griega.
"Francia y Alemania están convencidas de que -el plan- permitirá a Grecia recobrar un crecimiento sostenible", indicaron los representantes de esos dos países en la nota, en la que se precisa que tras el anuncio del Gobierno griego de someter a referéndum su puesta en marcha, la conversación giró en torno a las decisiones del pasado 27 de octubre.
Reunión de urgencia este miércoles
El comunicado del Elíseo informó de que Sarkozy y Merkel han decidido mantener mañana por la tarde en la localidad francesa Cannes, donde el jueves y el viernes se celebrará la cumbre del G-20, una "reunión de consulta" primero con las instituciones europeas y con el FMI, y posteriormente con las autoridades griegas.
Ese encuentro, según la nota, está dirigido a "tomar todas las medidas necesarias para la aplicación lo antes posible" de dicho acuerdo" alcanzado en Bruselas.