La Encuesta de Población Activa correspondiente al tercer trimestre del año saca a la luz la gravísima situación en la que se encuentra España con una cifra record de 4.978.300 desempleados, sigue además liderando con una tasa del 21,5% de paro, la lista de países con mayor desempleo de la OCDE.
Para el Premio Nobel de Economía de 2010, Christopher A. Pissarides, la alta tasa de paro en España está directamente relacionada a la infinidad de tipos de contratos laborales. El Nobel ha pronunciado la conferencia "El futuro del empleo en Europa" en la Fundación Rafael del Pino y ha asegurado que "en España debería haber sólo un tipo de contrato laboral. La dualidad fijo-temporal es uno de los factores que explica la diferencia en creación y destrucción de empleo a la Unión Europea".
Pissarides cree que aunque algunas de las reformas necesarias para relanzar la creación de empleo ya se han puesto en marcha, especialmente en el último año, hacen falta "medias adicionales". Pese a estas medidas, que "van en la dirección correcta" ya se han tomado, no se van a ver "resultados inmediatos en el empleo". "Quizá veamos cómo se frena el deterioro de las cifras del paro; Incluso, alguna mejora en este sentido; pero para ver un gran impacto en la creación de empleo debemos esperar a que llegue la recuperación económica, que no va a venir de la mano del mercado laboral".
Para el Nobel, la recuperación necesita que se reconstruya previamente la confianza en el sistema bancario y en la economía europea. Una vez que esa confianza se haya restaurado, llegará la recuperación y se volverá a la creación de empleo en un nuevo marco laboral, sobre todo si se "unifican las tipologías de contratos. Si los agentes sociales confían en este nuevo marco, cuando llegue la próxima recesión económica, la situación será muy distinta y la destrucción de empleo será mucho menor.
Según el profesor Pissarides, "uno de los factores que explica la diferencia en la velocidad de destrucción de empleo en España respecto a Europa es la dualidad de su mercado laboral, con contratos fijos y temporales. El contrato temporal fue diseñado para permitir a las empresas ajustar rápidamente su producción en el caso de una subida de la demanda – en los momentos iniciales del ciclo expansivo-. Llegado el momento de convertirlo en un contrato fijo, asistidas por la ley y la lógica empresarial, las empresas han optado por volver a realizar un contrato temporal, con un nuevo empleado para mejorar sus beneficios. El problema, para Pissarides, es que en España ha habido demasiada volatilidad, mucho más que en el resto de la Unión Europea. Pero otro factor que destaca Pissarides que ha contribuido a aumentar esa volatilidad es la elevada dependencia de la economía española respecto a los sectores más cíclicos, como la construcción, a diferencia de otras economías del continente.
"Debería haber sólo un tipo de contrato laboral, quizá con una indemnización ni demasiado elevada o con un modelo de capitalización que permita a empresas y trabajadores conocer, en cada momento, los costes del despido".