Mariano Rajoy mostró su preocupación profunda por las decisiones tomadas en Bruselas. En un tono muy contundente y ante un auditorio exclusivamente empresarial, rechazó que "se cuestione" la deuda pública española, más aún cuando "desde el siglo XIX" el país "siempre ha cumplido sus compromisos".
Lo único positivo que el candidato del PP a La Moncloa vislumbró de la cita europea fue "la voluntad de resolver los problemas" de la UE. Pero, puesta esta base, se quejó del maltrato a la patria, que fuentes oficiosas achacan a la "total debilidad" del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Rajoy no llegó al extremo de acusar en público al Ejecutivo, pero sí puso encima de la mesa qué no le ha gustado: "No puedo compartir que a España, que no tiene deuda griega, se le pidan más recursos adicionales", expuso, insistiendo en que ésta no tiene ese problema y, por lo cual, no lo puede "comprender".
"Se le piden más recursos adicionales a Grecia y, después, a nosotros. Esto es lo preocupante", y lo es porque "la decisión adoptada va a afectar en el futuro de la financiación de nuestras empresas, que van a encontrar dificultades para conseguir crédito en el mercado". En definitiva, más palos en la rueda de "la recuperación española".
Rajoy entonaba este duro diagnóstico ante quienes, según dijo, son la clave para levantar el país: los empresarios autónomos, reunidos en la asamblea de ATA. También escuchándole el ministrable presidente del BBVA, Francisco González, que evitó la crudeza de las palabras del líder popular y habló de un "paso hacia adelante".
Lorenzo Amor, presidente de ATA y muy alineado con Rajoy -ha llegado a participar en foros sectoriales del PP-, admitió que los autónomos están hoy "quemados", pero añadió: "Podemos tirar del carro de este país".
De hecho, tras zanjar su crítica postura sobre los acuerdos de Bruselas, Rajoy tiró de medidas concretas para reactivar la economía. Un decálogo de propuestas frente a quienes le acusan de navegar entre generalidades:
- La Ley de Emprendedores en los primeros 100 días de gobierno.
- Adecuar los módulos a la nueva realidad económica, haciendo una revisión del sistema y adoptando nuevos parámetros acordes a la caída de la actividad.
- Establecer una reducción para microempresas y autónomos en el impuesto de sociedades de 5 puntos, hasta el 20%, que se debe trasladar igual al IRPF.
- Estimular fiscalmente las reinversiones de beneficios en la modernización del propio negocio.
- Cambiar el criterio de devengo en la tributación del IVA por el de caja, para que los emprendedores no paguen el IVA de las facturas que todavía no han cobrado.
- Poner en marcha una cuenta tributaria que permita compensar las deudas de las diferentes administraciones con los impuestos, incluso con las cotizaciones sociales que los autónomos deban pagar.
- Facilitar fiscalmente el acceso a la financiación privada de autónomos. Hasta ahora los Business Angels sólo tienen incentivos fiscales cuando lo que se apoya es una empresa con forma societaria pero no cuando es un autónomo o emprendedor. Habría que facilitar tanto la financiación privada como las aportaciones o inversiones hacia un emprendedor o un autónomo, con un incentivo fiscal.
- Facilitar la contratación del primer trabajador con una ayuda de tres mil euros que pueda descontarse de las cotizaciones sociales o impuestos que deba pagar el autónomo.
- Reformar la negociación colectiva para que prevalezcan los acuerdos o convenios de empresa. Y facilitar el descuelgue de los convenios a los autónomos.
- Permitir la cotización por el tiempo real de actividad profesional a aquellos trabajadores que ya coticen a jornada completa en el Régimen General y que viene obligados a cotizar en el RETA a tiempo completo cuando realizan una actividad económica alternativa. Esto facilitaría el control de las actividades no declaradas y que suponen una grave competencia desleal hacia los autónomos que sí las declaran.
Y, tras los números, Rajoy remató con un mensaje de esperanza. No tanto ya en la clase política, sino en la propia sociedad española: "Son muchas las dificultades, pero este es un gran país, un país que creó cinco millones de puestos de trabajo, y no los creó el Gobierno sino la gente, hay que confiar en la gente".
El previsiblemente futuro presidente pidió "quitar trabas" y "estimular y ayudar" al empresariado. "Aunque sea difícil, se puede hacer y se va a hacer con un Gobierno fuerte y muy apoyado". Reconoció que "la tarea que hay por delante es gigantesca", y de ahí que pida la ayuda de todos: "Firmeza, pero escuchando a los demás: partidos, empresas, el conjunto de la sociedad".
En un vehemente discurso, 100% económico, Rajoy llegó a implorar: "Hay que tener confianza en este país, hay que tenerla. Hemos demostrado que en las dificultades nos crecemos". Ya en los pasillos, responsables económicos del PP se sumaban al mensaje del jefe, pero mostraban, una vez más, su decepción con el Gobierno.
"Lo que pasó ayer en Bruselas es que se nos niveló a Grecia, que se nos puso en el vagón de cola de la UE", interpretó un alto cargo popular. Pero, aún más grave, "lo que pasó también es que Zapatero no pudo defender la marca España".