Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se reúnen de nuevo este miércoles, tras una intensa maratón de negociaciones y encuentros durante los últimos días, con el objetivo de tratar de acordar finalmente un plan global para combatir la crisis de deuda de la eurozona y calmar a los mercados.
El plan incluye tres pilares sobre los que hay un principio de acuerdo: un impago ordenado del 50% de la deuda griega para hacerla sostenible, la recapitalización de los grandes bancos con alrededor de 100.000 millones con el fin de que resistan a la crisis y un refuerzo del fondo de rescate para frenar el contagio a España e Italia, que podría llegar a 1 billón de euros gracias al apalancamiento.
Pero persiste el desacuerdo sobre si el Banco Central Europeo (BCE) debe seguir comprando bonos españoles e italianos, algo que Alemania rechaza mientras que el resto de países considera que sin el BCE el plan anticrisis no tendrá credibilidad en los mercados y fracasará.
Italia será el centro de atención de la cumbre. Los líderes europeos han redoblado la presión sobre el primer ministro, Silvio Berlusconi, para que acelere nuevos recortes y reformas destinados a estabilizar la tercera economía de la eurozona. Bruselas niega que se trate de una "humillación" y alega que las decisiones de Roma afectan a la estabilidad del conjunto de la eurozona.
En las últimas horas, el foco se ha alejado de España, gracias en parte al apoyo expreso del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que dijo el domingo que España "ya no está en primera línea" de la crisis. "España e Italia ya no están en el mismo saco. El presidente Zapatero ha emprendido las reformas que prometió a sus socios, mientras que Berlusconi ha prometido cosas que luego no ha hecho", explica un alto funcionario de la UE.
Una tarde intensa
La agenda comienza a las 18.00 horas con una reunión de los líderes de los 27 para aprobar la recapitalización bancaria. Este encuentro, no previsto inicialmente, se ha convocado a petición del primer ministro británico, David Cameron, que temía verse excluido de las decisiones. A partir de las 19:00 horas habrá una cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo en la que está previsto cerrar el resto del plan.
La presidencia polaca ha desconvocado una reunión de ministros de Economía de la UE prevista por la mañana para preparar las decisiones. La anulación se debe a que los líderes no quieren que los ministros reabran cuestiones sobre las que ya hay acuerdos, según fuentes europeas. Si quedan puntos técnicos pendientes de cerrar, se convocará un Ecofin a finales de semana.
"Confío en que el intenso trabajo que se está realizando conducirá a un resultado exitoso en las cumbres de mañana por la tarde, un resultado que nos permita avanzar más allá de esta crisis y restaurar la confianza en la determinación de actuar de Europa", ha dicho este martes el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
El primer punto de atención del día estará no obstante en el Bundestag alemán, que debe respaldar el refuerzo del fondo de rescate de 440.000 millones de euros antes de la canciller Angela Merkel viaje a Bruselas para dar su visto bueno al acuerdo.
Las múltiples opciones que se barajaban para apalancar el fondo se han reducido a dos: el uso como aseguradora y la creación de un vehículo especial de inversión. "Hemos definido los modelos y puede ser incluso que los combinemos para lograr un efecto acumulativo", dijo este domingo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
El BCE, en el centro de la discusión
No obstante, persiste el desacuerdo sobre el papel que debe jugar el BCE. Se ha descartado que se recurra a la institución para reforzar el fondo de rescate, como proponía Francia. No obstante, la mayoría de líderes europeos quiere dejar claro, incluso en las conclusiones de la cumbre, que el BCE seguirá comprando deuda de España e Italia mientras sea necesario. Alemania se opone a cualquier mención de este tipo. "Decir que el BCE no está implicado en nada es excesivo", ha señalado Van Rompuy.
La opción de aseguradora, la favorita del BCE y de Alemania, consiste en usar el fondo de rescate para avalar parte de las nuevas emisiones de deuda de España e Italia. Ello supone que, si los dos países no pueden cumplir sus compromisos, el mecanismo asumiría el primer tramo de pérdidas (se habla de entre el 20% y el 30%). Al no tener que comprar los bonos sino sólo avalar una parte de las emisiones, la potencia del fondo se multiplicaría hasta alrededor de 1 billón de euros, según diversos cálculos.
La segunda opción pasaría por crear un vehículo especial con el objetivo de atraer inversiones privadas y de fondos soberanos de países emergentes como China o los países del Golfo. También se estudia que pueda contribuir el Fondo Monetario Internacional. Este instrumento tendría como mandato comprar deuda de los países con problemas. Y el fondo de rescate avalaría una parte de las pérdidas en caso de quiebra.
Ambas opciones de apalancamiento del fondo de rescate podrían ponerse en marcha sin necesidad de una nueva ronda de ratificaciones parlamentarias en los países de la eurozona y combinarse, informa Europa Press.
Quita a la deuda griega
En cuanto a la quita para Grecia, hay consenso entre los países de la eurozona en situarla alrededor del 50%. Alemania y Países Bajos desearían ir más allá, al menos hasta el 60%, pero Francia y el BCE se resisten por temor a agravar el contagio a España e Italia.
Los propios bancos tampoco quieren aceptar pérdidas tan fuertes (frente al 21% que se pactó en julio) y el diálogo sigue porque la quita debe ser aceptada por las entidades. Una reestructuración forzada desencadenaría los seguros de impago de la deuda (CDS, por sus siglas en inglés), lo que los mandatarios quieren evitar a toda costa.
La recapitalización de la banca europea con alrededor de 100.000 millones de euros ha sido ya objeto de un principio de acuerdo por parte de los ministros de Economía de la UE pese a la resistencia de España, Italia y Portugal.
A los grandes bancos de la UE (entre ellos, Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Popular) se les exigirá temporalmente un ratio de capital de calidad del 9% -frente al 5% de los test de estrés de julio- tras aplicar un descuento en los bonos de los países periféricos que tienen en cartera para tener en cuenta el valor de mercado.
En el caso de la deuda española, el descuento aplicado será inferior al 2%, según ha dicho la vicepresidenta económica, Elena Salgado. En el cómputo de capital se aceptarán los bonos convertibles, según Salgado, pero parece que quedarán fuera las provisiones genéricas.
Los bancos que no cumplan el nuevo ratio de capital deberán acudir primero al mercado, después a ayudas nacionales y "como último recurso" al fondo de rescate, según han reiterado tanto Merkel como Sarkozy. Francia ha cedido en su pretensión de utilizar fondos europeos desde el primer momento.