¿Qué va a hacer ZP en la Cumbre Europea de este miércoles para salvar al euro? Lo suyo sería defender en todo momento la solvencia del Reino de España, su capacidad para pagar lo que debe y tratar de marcar las máximas distancias posibles entre la situación de nuestro país y la italiana, evitando que, como sucedió tantas veces en el pasado, equiparen sistemáticamente al uno con el otro a causa, fundamentalmente, de la falta de credibilidad de la política económica. Pero en una reunión en la que, muy probablemente, a España le pidan nuevas medidas de ajuste, a Zapatero no le va a quedar más remedio que estar a la defensiva.
ZP tiene los días contados como presidente del Gobierno y, a menos como estamos de un mes para las próximas elecciones generales, no tiene la menor capacidad para comprometerse en nuevas medidas de ajuste, salvo que lo pacte previamente con el PP porque el mercado ya descuenta la victoria de Rajoy y los suyos en las urnas y, por tanto, cualquier compromiso de España al respecto debe pasar por un acuerdo previo con quien, según las encuestas, va a ganar las próximas elecciones. Sin embargo, pedirle a Zapatero que pacte algo con el PP, aunque sea por razones de Estado, es como pedirle peras al olmo. Zapatero lo que está deseando es ver a los ‘populares’ arder en la pira del descontento y de las manifestaciones contra las duras medidas de ajuste que va a tener que tomar este partido en cuanto llegue al poder, como ya se ha visto obligado a hacer en las autonomías en las que ha arrebatado el Gobierno a los socialistas. Así es que el presidente del Gobierno no sólo va a evitar comprometerse lo más mínimo en este sentido.
Además, que a menos de un mes de las generales la Unión Europea le tenga que decir a España que no basta con las medidas de ajuste que ha tomado y que son necesarios más sacrificios y esfuerzos no es una buena cosa para un partido como el PSOE que, el 20-N, en las urnas, tratará de salvar los muebles en la medida de lo posible. Dicha petición, además, sería el reconocimiento más claro de que el Gobierno, en realidad, no ha hecho nada para resolver la crisis fiscal que asola nuestro país, y eso ya no sería una crítica proveniente de su adversario político, sino de una Unión Europea que trata de salvar al euro de las serias dificultades por las que atraviesa. ZP jamás admitirá semejante crítica a su labor. Por ello, mucho me temo que centrará todos sus esfuerzos en evitar como sea la menor censura por parte de la UE, la menor crítica que pueda empañar su estrategia política, con independencia de que las prioridades más urgentes y las necesidades más perentorias de la economía española sean otras muy distintas. Los mercados nos pueden hacer pagar por ello.