Cada vez que Durao Barroso habla de dar garantías a España, a través de la ampliación a dos billones de euros del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera a uno se le ponen los pelos de punta. En circunstancias normales, cada vez que el presidente de la Comisión Europea se refiere a las garantías o a una posible quita de la deuda española, uno se pregunta qué puede saber la Unión Europea sobre las finanzas públicas españolas que los españoles, empezando por el PP, desconozcamos. Porque visto que el PP se está encontrando las cuentas públicas de las autonomías cuyo gobierno ha arrebatado a los socialistas con más agujeros que un queso emmental, y vistos también los deseos de Zapatero de dejar a Rajoy una bomba de relojería lo más potente posible para que le estalle después de que los ‘populares’ ganen las elecciones, uno se teme lo peor acerca de lo que puede estar ocultando el Estado. Pero una vez pasada la primera impresión, uno empieza a percatarse de que, si verdaderamente hubiera algo, los mercados se habrían dado cuenta y alguna empresa hubiera hecho público que lleva no sé cuánto tiempo sin cobrar. Entonces, ¿a qué está jugando Barroso?
Si el presidente de la Comisión hace este tipo de declaraciones para tratar de forzar a Merkel y Sarkozy a que amplíen el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, ya lo ha conseguido. Aun así insiste en lo de las garantías para España. Mucho me temo que, con ello, está avanzando algo relacionado con Portugal. Me explico. Inicialmente, el fondo de rescate europeo está concebido para ayudar a los países con problemas de deuda pública, comprando títulos si el mercado los rechaza o exige tipos de interés que puedan dar lugar a una situación de crecimiento explosivo de la deuda que pueda desembocar en la suspensión de pagos de un país, como es el caso de Grecia. Para lo que no está previsto el fondo es para intervenir en la recapitalización de la banca europea y aquí puede estar el quid de la cuestión. La banca española es la principal tenedora de deuda portuguesa. Si Portugal tiene problemas, por tanto, las entidades españolas sufrirían lo suyo, cuando aún tienen pendiente el terminar de digerir todos los problemas relacionados con la burbuja inmobiliaria. Todo ello pondría a la economía española en dificultades más que serias. Sin embargo, el origen de los problemas estaría en Portugal, no en España. De hecho, los líderes políticos lusos ya han advertido que si Grecia cae, su país irá detrás. Y, desde luego, los políticos portugueses no han hecho mucho, precisamente, para evitarlo. No olvidemos, además, que Durao Barroso es portugués.
¿Qué hay detrás de todo ello? Pues, podría ser, que Barroso, en connivencia con el Gobierno luso, prefiera que Portugal pueda beneficiarse también de una quita de su deuda, como Grecia, en lugar de hacer sus deberes. El gran perjudicado, entonces, sería España. De ahí que diga lo que dice sobre las garantías a nuestro país. Por supuesto, todo esto es una especulación intelectual, pero ya se sabe que cuando el río suena...